¿Es benéfica la práctica de la concentración?
Tal es otra de las preguntas de los miembros de la Sección Esotérica , a la cual contesto: Genuina concentración y meditación, consciente y precavida sobre nuestro sí inferior a la luz del hombre divino interior y de las Pāramitās, es un cosa excelente. Pero “sentarse en Yoga” con sólo un conocimiento superficial y frecuentemente distorsionado de la verdadera práctica, es casi invariablemente fatal; ya que en el cien por ciento de los casos el estudiante desarrollará en sí mismo poderes mediúmnicos, o perderá el tiempo y quedará hastiado tanto de la práctica como de la teoría. Antes de que uno se precipite en un experimento tan peligroso y busque ir más allá de un examen minucioso de su propio sí inferior y de su condición de vida, o aquello que en nuestra fraseología se le llama “El libro Mayor de la Vida Diaria del Chela”, haría bien en aprender al menos la diferencia entre los dos aspectos de la “Magia”, la Blanca o Divina , y la Negra o Diabólica, y estar seguro de que al “ sentarse en Yoga ”, sin experiencia alguna, lo mismo que sin ningún guía que le muestre lo peligros, no esté cruzando diariamente y a cada hora las fronteras de lo Divino para caer en lo Satánico. Sin embargo, la manera de conocer la diferencia es muy simple; uno sólo tiene que recordar que ninguna de las verdades esotéricas completamente develada, jamás se dará públicamente en forma impresa , ya sea en libro o revista.
– Revista Ātma Vidyā, N.º 4, p. 6.
Ahora bien, lo que tengo que decir aquí está dirigido especialmente a aquellos miembros que están ansiosos por desarrollar poderes “sentándose en Yoga”. Por lo que ya se ha dicho, podrán ver, que en lo que respecta al desarrollo del Rāja Yoga, ninguno de los libros existentes hechos públicos, no son de ningún modo buenos; todos ellos pueden cuando más dar unas nociones vagas de Haṭha Yoga, algo que puede desarrollar mediumnidad en el mejor de los casos, y en el peor —agotamiento y extinción. Si todos aquellos que practican “meditación”, y tratan de aprender la “Ciencia de la Respiración ” quisieran leer atentamente (el libro) “Las Fuerzas más Finas de la Naturaleza ”, encontrarán que es solamente por la utilización de las cinco Tattvas que se adquiere esta peligrosa ciencia. Ya que en la Filosofía Yoga exotérica , y en la práctica del Haṭha Yoga, la Ākāśa Tattva se coloca en la cabeza (o cerebro físico) del hombre; Tejas Tattva en los hombros; Vāyu Tattva en el ombligo (el asiento de todos los dioses fálicos, “creadores” del universo y del hombre); Āpas Tattva en las rodillas; y Pṛthivī Tattva en los pies. De aquí que las dos Tattvas más elevadas y sus correspondencias sean ignoradas y excluidas; y —como ellas son los factores principales en el Rāja Yoga— no puede tener lugar ningún fenómeno de naturaleza superior, espiritual o intelectual; sin embargo, como simplemente se desarrolla el sistema psico-fisiológico, los mejores resultados que podrán obtenerse son fenoménicos físicos y nada mas. Y dado que los “Cinco Alientos” o más bien los cinco estados del aliento humano, corresponden en Hatha Yoga a esos planos y colores terrestres ¿qué clase de resultados espirituales pueden obtenerse? Ellos están en el mismísimo reverso del plano del Espíritu o del plano microcósmico más elevado, estando reflejados en la Luz Astral de manera invertida. Esto está comprobado en la misma obra Tantra, el Śaivāgama.
– Revista Ātma Vidyā, N.º 4, p. 9.
…la Luz Astral no es un material universalmente difuso, sino que pertenece a nuestra Tierra y a todos los otros cuerpos del sistema que se encuentran sobre el mismo plano que ella. Nuestra Luz Astral es, por así decirlo, el Linga Sharīra de nuestra tierra; solamente que en vez de ser su prototipo primordial, como en el caso de nuestra Chhāyā, o Doble, ocurre lo inverso. Ya que mientras que los cuerpos humanos y animales crecen y se desarrollan de acuerdo al modelo de sus Dobles antetípicos, la Luz Astral es la que nace de las emanaciones terrenas, y crece y se desarrolla de acuerdo a su progenitor prototípico, y refleja todo invertido en sus traicioneras ondas (tanto desde los planos superiores como desde su plano sólido inferior, la Tierra ). De aquí la confusión de sus colores y sonidos en la percepción y clariaudiencia del sensitivo que confía en sus registros —ya sea que ese sensitivo sea un Hatha Yogī o un médium. El paralelismo entre las Tablas Esotérica y Tantra de las Tattvas en relación a los sonidos y a los colores muestra esto muy claramente en la tabla comparativa.
– Revista Ātma Vidyā, N.º 4, p. 14.
Tal es, entonces, la ciencia oculta sobre la que los modernos ascetas y Yogīs de la India basan el desarrollo de su alma y de sus poderes. Ellos son conocidos como Hatha Yogīs. Ahora bien, la ciencia del Hatha Yoga se fundamenta en la “supresión del aliento” o Prānāyāma, a cuyo ejercicio nuestros maestros se oponen unánimemente. ¿Qué es el Prānāyāma? Traducido literalmente, significa “la muerte del aliento (vital). Como se ha dicho, Prāna no es Jīva, la eterna fuente de vida inmortal, ni tampoco está conectada de ninguna manera con Pranava, como algunos piensan, ya que Pranava es un sinónimo de Aum en un sentido místico. Todo lo que se haya jamás enseñado públicamente y claramente acerca de esto, se encuentra en la obra “Las Fuerzas más Finas de la Naturaleza ”. Sin embargo si se siguen tales instrucciones, ellas sólo podrán conducir a la magia negra y a la mediumnidad. Varios chelas impacientes, que conocimos personalmente en la India , se adhirieron a la práctica del Hatha Yoga, a pesar de nuestras advertencias. De estos, dos desarrollaron consunción, de la cual uno murió; los otros se volvieron casi idiotas; otro cometió suicidio; y uno se convirtió en un Tāntrika cabal y ordinario, un mago negro, pero afortunadamente para él mismo, la muerte truncó su carrera.
La ciencia de los cinco alientos —el húmedo, el ígneo, el aéreo, etc., etc. tiene un significado doble y dos aplicaciones. Los Tântricos las aceptan literalmente, como si estuviesen relacionadas con la regulación de la respiración vital de los pulmones, pero de acuerdo a los antiguos Rāja Yogīs ésta se refiere a la respiración mental o respiración de la “voluntad” solamente la cual conduce a los poderes clarividentes más elevados, al funcionamiento del Tercer Ojo y a la adquisición de los verdaderos poderes ocultos del Rāja Yoga. La diferencia entre las dos es enorme. Los primeros, como se ha demostrado, usan las cinco Tattvas inferiores; los Râja Yogines comienzan por el uso de sólo las tres más elevadas —para el desarrollo mental y de la voluntad— y el resto sólo cuando han dominado completamente las tres; de aquí que ellos sólo usen una (Ākāśa Tattva), de entre las cinco tattvas Tāntricas. Como bien se dice en la obra antes mencionada, las Tattvas son modificaciones de Śvara”. Ahora bien, el Śvara es la raíz de todo sonido, el substrato de la música pitagórica de las esferas, siendo Śvara aquello que está más allá del espíritu en la concepción moderna de la palabra —el espíritu del espíritu, o como muy correctamente se traduce, la “corriente de la oleada de vida”, la emanación de la Vida Una. El Gran Aliento del que se habla en el Volumen I de la Doctrina Secreta es Ātman , la etimología de la cual es “ movimiento eterno ”. Ahora bien, mientras que el chela ascético de nuestra escuela sigue cuidadosamente para su desarrollo mental el proceso de la evolución del Universo, esto es, procede de los universales a los particulares, el Hatha Yogī reinvierte las condiciones y comienza sentándose con el objeto de suprimir su aliento (vital). Y si tal como la filosofía hindú enseña, que al comienzo de la evolución cósmica, “Śvara se arrojó él mismo en la forma de Ākāśa”, y de aquí sucesivamente en las formas de Vāyu (aire), Agni (fuego); Āpas (agua), y Pṛthivī (materia sólida), entonces es lógico que nosotros tengamos que comenzar por las Tattvas supersensibles más elevadas. El Rāja Yogī no desciende a los planos de substancia más allá de Sūkṣuma (la materia sutil); mientras que el Hatha Yogī desarrolla y usa sus poderes sólo en el plano material. Una buena prueba de esto se encuentra en el hecho de que el Tāntriko localiza los tres “Nāḍīs” (Suṣumnā, Iḍā y Piṅgalā) en la médula oblongata , la línea central de la cual él llama Suṣumnā, y a las divisiones a la derecha y a la izquierda, Piṅgalā e Iḍā y también el corazón, a cuyas divisiones aplica los mismos nombres. La escuela TransHimaláyica, de los antiguos Rāja Yogīs indos, con los cuales los modernos Yogīs de la India tienen muy poco que ver, localizan el Suṣumnā, el asiento principal de estos tres Nāḍīs, en el tubo central de la espina dorsal, y a Iḍā y Piṅgalā en sus lados izquierdo y derecho. Suṣumnā es el Brahmadaṇḍa. Es ese tubo (de los dos que existen a lo largo de la espina dorsal) de cuyo uso la fisiología no sabe más de lo que sabe del baso y de la glándula pineal. Iḍā y Piṅgalā son simplemente los bemoles y los sostenidos de ese Fa (de naturaleza humana), la nota clave y la clave media de la escala de la armonía septenaria de los principios —los cuales, cuando son tocados de la manera correcta, despiertan a los centinelas en ambos lados, al Manas espiritual y al Kāma físico, y dominan al inferior a través del superior. Pero este efecto tiene que ser producido por el ejercicio del poder de la voluntad, y no a través de la supresión científica o entrenada de la respiración. Tomen una sección transversal de la espina dorsal y encontrarán que las partes sombreadas muestran las secciones a través del tubo, uno lado del tubo transmite las órdenes volitivas, y el otro una corriente de vida o Jīva —no de Prāna, enviada hacia abajo para animar las extremidades inferiores del hombre— durante lo que se le llama Samādhi y en estados semejantes.
Aquél que haya estudiado ambos sistemas, el Hatha y el Rāja Yoga encontrará una enorme diferencia entre los dos: uno es puramente psico-fisiológico, el otro puramente psico-espiritual. El Tāntriko no parece ir más arriba del sexto plexo visible conocido, con cada uno de los cuales ellos conectan las Tattvas; y el gran énfasis que ponen en la más importante de ellas, la Mūlādhāra Cakra (el plexo sacro), muestra la inclinación material y egoísta de sus esfuerzos hacia la adquisición de poderes. Sus cinco Alientos y cinco Tattvas se interesan primordialmente en los plexos prostático, epigástrico, cardiaco y laríngeo. Casi ignorando la Āgneya , son absolutamente ignorantes de los plexos faríngeos sintetizadores. En cambio con los seguidores de la escuela antigua esto es diferente. Nosotros comenzamos por el domino de ese órgano que está situado en la base del cerebro, en la faringe, y denominado por los anatomistas Occidentales el Cuerpo Pituitario. En las series de los órganos craneales objetivos, correspondientes con los principios Táttvicos subjetivos, se presenta como el “Tercer Ojo” (la glándula pineal) de la misma manera que Manas se relaciona con Buddhi; la excitación y el despertar del Tercer Ojo debe realizarse por medio de ese órgano vascular, ese insignificante pequeño cuerpo, del cual, una vez más, la fisiología no conoce absolutamente nada. Uno de ellos es el Energetizador de la Voluntad , el otro el de la Percepción Clarividente…
Podría parecer extraño, casi incomprensible, que el éxito principal en Guptā-Vidyā, o Conocimiento Oculto, deba depender de tales destellos de clarividencia, y que esta última deba depender en el hombre, de dos insignificantes excrecencias , casi imperceptibles en su cavidad craneal, dos verrugas callosas cubiertas de arena gris (acervulus cerebri); tal como es expresado por Bichant en su Traité d’Anatomie Descriptive; sin embargo así es…
– Revista Ātma Vidyā, N.º 4, pp. 9-11.
Nuestras siete Cakras están todas situadas en la cabeza y son estas Cakras Maestras las que gobiernan y dirigen los siete (porque hay siete) plexos principales en el cuerpo, y cuarenta y dos menores a los cuales la Fisiología rehúsa darles ese nombre. El hecho de que ningún microscopio pueda detectar tales centros en el plano objetivo no quiere decir nada; ningún microscopio jamás ha podido, ni jamás podrá detectar la diferencia entre los tubos nerviosos “motores” y “sensores”, los conductores de todas nuestras sensaciones corporales y psíquicas; y sin embargo sólo la lógica fisiológica podría mostrar que tal diferencia existe. Y si el término plexo en esta aplicación no representa para la mente occidental la idea transmitida por el término de los anatomistas, entonces llámenlas Cakras o Padmās, o Ruedas, Corazones de Lotos y Pétalos.
– Revista Ātma Vidyā, N.º 4, p. 12.
En La Doctrina Secreta es casi revelado que los “Hijos de Fohat” son las fuerzas personificadas conocidas, de una manera general como Movimiento, Sonido, Calor, Luz, Cohesión, Electricidad o Fluido (Eléctrico) y Fuerza Nerviosa (o Magnetismo). Esta verdad, sin embargo, no puede enseñar al estudiante a armonizar y moderar el Kuṇḍalinī del plano Cósmico con el Kuṇḍalinī vital , el Fluido Eléctrico con la Fuerza Nerviosa , y a menos de que él haga esto, es seguro que se matará a si mismo; porque uno viaja a una velocidad de 90 pies por segundo (27,432 m/s) y el otro a una velocidad de 115 mil leguas por segundo (555,223,680 m/s).
– Revista Ātma Vidyā, N.º 4, p. 13.
H. P. Blavatsky. E.S.T. Instruction III , HPB Press, 1891, pp. 77-95 (extractos).
Reimpreso en: H.P. Blavatsky Collected Writings, Vol. XII. pp. 603-622 (extractos). T.P.H. Wheaton, 1980.
The Esoteric Papers of Madame Blavatsky, comp. por D. Caldwell, Kessinger Pub. 2004, pp. 429-449 (extractos).
Traducido por J. Rodros, México, 1993.
Ver The Theosophist, Vol. IX, Febrero de 1988, p. 276.
Blavatsky Editorial, México, 2005.
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