El simbolismo de “La Piedra Angular”
La tradición cristiana nos narra que cuando el Templo estaba siendo construído, hubo una piedra que por su singular forma, no pudo ser colocada en ningún lugar y fue desechada a los escombros: “Piedra que rechazaron los constructores se ha convertido en piedra de ángulo”, o, más exactamente, “en cabeza de ángulo” (caput anguli) “. Este es el origen de la “Piedra Angular”, que más que ser una de las cuatro piedras de esquina, es la “clave o cabeza de bóveda”, el “piramidón o cúspide piramidal” egipcio.
A Cristo se le llama a la vez “Diamante” y “piedra de esquina”, o más literalmente “Piedra Angular”, significando con ello que es la cabeza que sustenta el edificio de la Iglesia – “El Cuerpo de Cristo” o “Comunidad de Mentes Iluminadas y Entrenadas”, es decir: “La Jerarquía Espiritual”.
“Piedra Angular”, “Clave de bóveda”, “Piedra descendida del cielo”, “Piedra del Graal”, “Diamente – Vajra”, “La Joya del Loto”, son todas ellas expresiones sinónimas y equivalentes. Pues la Piedra Angular es tanto “la cúspide del Templo” como “el Avatar que desciende del Cielo” y “La Joya del Loto” o “Piedra Esmeraldina”. Así, un mismo términos hace referencia a lo más alto, a lo más sublime: al Cristo Cósmico, al Cristo Arquetípico, al Cristo Interior.
La interpretación real de la “Piedra Angular” como “Piedra Cimera” parece haber sido de conocimiento bastante general en el Medioevo, según lo muestra notablemente una ilustración del Speculm Humanae Salvationis que reproducimos aquí; este libro estaba muy difundido, pues existen aún varios centenares de manuscritos; se ve en la ilustración a dos albañiles que tienen en una mano una espátula y sostienen con la otra la piedra que se disponen a colocar encima de un edificio (al parecer, la torre de una iglesia, cuya sumidad debe ser completada por esa piedra), lo que no deja duda alguna en cuanto a su significación. Cabe señalar, con respecto a esta figura, que la piedra de que se trata, en cuanto “clave de bóveda” o en cualquier otra función semejante, según la estructura del edificio al cual está destinada a “coronar”, no puede por su forma misma colocarse sino por encima (sin lo cual, por lo demás, es evidente que podría caer en el interior del edificio); así, representa en cierto modo la “piedra descendida del cielo”, expresión perfectamente aplicable a Cristo, que recuerda también la piedra del Graal (el lapsit exilis de Wolfram von Eschenbach, que puede interpretarse como lapis ex caelis). Además, hay aún otro punto importante que señalar: Erwin Panofski ha destacado que esa misma ilustración muestra la piedra con el aspecto de un objeto en forma de diamante (lo que la vincula también con la piedra del Graal, ya que ésta se describe igualmente como facetada).
– R. Guénon
Así mismo, la Piedra Angular representa la “Quintaesencia”, el “Akasha Cósmico” del cual surgen los cuatro elementos: “las cuatro piedras de esquina” que sustentan el edificio simbólico de la Creación. Así como también el Alma, como principio intermediario entre el Cielo y la Tierra, principio del cual surgen las cuatro potencias de la personalidad encarnada.
Un mismo símbolo, en sus distintas acepciones, para “Principio”, “Fundamento”, “Alma”, “Cristo”, “Akasha”, “Triada Espiritual” [Atma-Buddhi-Manas].
Siendo esta última: La Triada Espiritual – Cfr. el “ojo que todo lo ve” inmerso en un triángulo que a la vez es un piramidón–, aquella que desde lo alto, corona la construcción de la Gran Obra, y que no es sino hasta el final del trabajo de construcción, cuando puede ser reconocida y colocada en su justo lugar.
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