En un acto universal de Magia Organizada Planetaria, un “gesto De la Iglesia Universal” según las palabras del Papa Francisco, consagrará a Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María.
“[El Papa Francisco] No ve estas consagraciones como mágicas, en el sentido de un okus-pokus, es decir, que su efectividad se base en recitar las palabras perfectamente cada vez”, en cambio, dijo Gibson, Francisco probablemente vea la consagración como la forma de pedir el apoyo de María para que podamos adaptarnos a las diferentes situaciones geopolíticas que se estén sucediendo. “En dichas situaciones es posible hacer este tipo de oraciones una y otra vez.”
“En cierto modo, el Papa está recuperando Fátima y esta idea de consagración apartándola de los teóricos de la conspiración que la han hecho suya durante más de un siglo”, dijo Gibson, “y este es un esfuerzo por decir: ‘No, esto no es algo apocalíptico loco. Esta es la práctica católica estándar’”.
– Pope Francis’ Response to Ukraine Has Tapped Into One of Catholicism’s Deepest Conspiracy Theories
”En la tarde del viernes viernes 25 de marzo, al final de la Celebración de la Penitencia que presidirá a las 17 horas en la Basílica de San Pedro, fiesta de la Anunciación, el Papa Francisco consagrará a Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María. El mismo acto, el mismo día, será realizado en Fátima por el cardenal Konrad Krajewski, limosnero pontificio, como enviado del Santo Padre.
[…] La liturgia comenzará a las 17:00 horas (hora de Roma), mientras que la consagración tendrá lugar hacia las 18:30 horas. El Papa ha pedido a todos los obispos y sacerdotes del mundo que se unan a él en esta oración.”
– Vatican News
Estos son los horarios de transmisión por país:
- Roma / Madrid: 5:00 p.m.
- Chile / Paraguay / Argentina / Uruguay: 1:00 p.m.
- Miami / Venezuela / Bolivia: 12 m.
- Perú / Ecuador / Colombia / Panamá: 11:00 a.m.
- México / Costa Rica / El Salvador / Guatemala / Nicaragua / Honduras: 10 a.m.
CAPÍTULO VIII
LA MAGIA Y LAS CEREMONIAS LITÚRGICAS
Todos los ritos, ceremonias y liturgias de carácter religioso, realizadas con espíritu de buena voluntad, son actividades mágicas fundamentadas en el principio espiritual hacia el bien compartido, siendo unas de las fuerzas bienhechoras del planeta. Pero, para que una ceremonia, una liturgia o un determinado rito cumplan sus fines invocativos previstos, han de sujetarse a determinadas reglas mágicas:a. Los oficiantes han de crear un clima de serena expectación, mental o emocional, según los casos, en las personas que forman parte del cuerpo místico de la liturgia.b. Han de saber invocar conscientemente a las fuerzas sacramentales, dévicas o angélicas, mediante la fuerza mágica del ritual y poder prepararse convenientemente para transmitir los dones de aquellas fuerzas celestiales.c. Han de saber también los métodos mediante los cuales las fuerzas dévicas invocadas, serán debidamente canalizadas y proyectadas en el alma de los asistentes al culto y convertir a cada uno de ellos en transmisores conscientes de aquellas fuerzas.La serena expectación, exigida como regla natural en toda actividad realmente mágica, viene como resultado de la atención profunda y sostenida de los componentes del cuerpo místico de la liturgia hacia el acto mágico que se está celebrando, y de haber obtenido un cierto conocimiento intelectual de las sagradas leyes del contacto dévico. Estas son unas condiciones raras veces complementadas en las ceremonias religiosas o litúrgicas, las cuales se mueven generalmente en los niveles meramente devocionales y pocas personas se preguntan acerca de la labor que tienen asignada como componentes del cuerpo místico de la liturgia. Corrientemente suelen ser simples espectadores del acto místico o religioso que está desarrollándose ante sí, y nada aportan realmente que sea de verdadero interés y utilidad en el desarrollo de la ceremonia litúrgica o mágica.
Acto de Consagración al Inmaculado Corazón de María
Oh María, Madre de Dios y Madre nuestra, nosotros, en esta hora de tribulación, recurrimos a ti. Tú eres nuestra Madre, nos amas y nos conoces, nada de lo que nos preocupa se te oculta. Madre de misericordia, muchas veces hemos experimentado tu ternura providente, tu presencia que nos devuelve la paz, porque tú siempre nos llevas a Jesús, Príncipe de la paz.
Nosotros hemos perdido la senda de la paz. Hemos olvidado la lección de las tragedias del siglo pasado, el sacrificio de millones de caídos en las guerras mundiales. Hemos desatendido los compromisos asumidos como Comunidad de Naciones y estamos traicionando los sueños de paz de los pueblos y las esperanzas de los jóvenes. Nos hemos enfermado de avidez, nos hemos encerrado en intereses nacionalistas, nos hemos dejado endurecer por la indiferencia y paralizar por el egoísmo. Hemos preferido ignorar a Dios, convivir con nuestras falsedades, alimentar la agresividad, suprimir vidas y acumular armas, olvidándonos de que somos custodios de nuestro prójimo y de nuestra casa común. Hemos destrozado con la guerra el jardín de la tierra, hemos herido con el pecado el corazón de nuestro Padre, que nos quiere hermanos y hermanas. Nos hemos vuelto indiferentes a todos y a todo, menos a nosotros mismos. Y con vergüenza decimos: perdónanos, Señor.
En la miseria del pecado, en nuestros cansancios y fragilidades, en el misterio de la iniquidad del mal y de la guerra, tú, Madre Santa, nos recuerdas que Dios no nos abandona, sino que continúa mirándonos con amor, deseoso de perdonarnos y levantarnos de nuevo. Es Él quien te ha entregado a nosotros y ha puesto en tu Corazón inmaculado un refugio para la Iglesia y para la humanidad. Por su bondad divina estás con nosotros, e incluso en las vicisitudes más adversas de la historia nos conduces con ternura.
Por eso recurrimos a ti, llamamos a la puerta de tu Corazón, nosotros, tus hijos queridos que no te cansas jamás de visitar e invitar a la conversión. En esta hora oscura, ven a socorrernos y consolarnos. Repite a cada uno de nosotros: “¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu Madre?”. Tú sabes cómo desatar los enredos de nuestro corazón y los nudos de nuestro tiempo. Ponemos nuestra confianza en ti. Estamos seguros de que tú, sobre todo en estos momentos de prueba, no desprecias nuestras súplicas y acudes en nuestro auxilio.
Así lo hiciste en Caná de Galilea, cuando apresuraste la hora de la intervención de Jesús e introdujiste su primer signo en el mundo. Cuando la fiesta se había convertido en tristeza le dijiste: “No tienen vino” (Jn 2,3). Repíteselo otra vez a Dios, oh Madre, porque hoy hemos terminado el vino de la esperanza, se ha desvanecido la alegría, se ha aguado la fraternidad. Hemos perdido la humanidad, hemos estropeado la paz. Nos hemos vuelto capaces de todo tipo de violencia y destrucción. Necesitamos urgentemente tu ayuda materna.
Acoge, oh Madre, nuestra súplica.
Tú, estrella del mar, no nos dejes naufragar en la tormenta de la guerra.
Tú, arca de la nueva alianza, inspira proyectos y caminos de reconciliación.
Tú, “tierra del Cielo”, vuelve a traer la armonía de Dios al mundo.
Extingue el odio, aplaca la venganza, enséñanos a perdonar.
Líbranos de la guerra, preserva al mundo de la amenaza nuclear.
Reina del Rosario, despierta en nosotros la necesidad de orar y de amar.
Reina de la familia humana, muestra a los pueblos la senda de la fraternidad.
Reina de la paz, obtén para el mundo la paz.
Que tu llanto, oh Madre, conmueva nuestros corazones endurecidos. Que las lágrimas que has derramado por nosotros hagan florecer este valle que nuestro odio ha secado. Y mientras el ruido de las armas no enmudece, que tu oración nos disponga a la paz. Que tus manos maternas acaricien a los que sufren y huyen bajo el peso de las bombas. Que tu abrazo materno consuele a los que se ven obligados a dejar sus hogares y su país. Que tu Corazón afligido nos mueva a la compasión, nos impulse a abrir puertas y a hacernos cargo de la humanidad herida y descartada.
Santa Madre de Dios, mientras estabas al pie de la cruz, Jesús, viendo al discípulo junto a ti, te dijo: “Ahí tienes a tu hijo” (Jn 19,26), y así nos encomendó a ti. Después dijo al discípulo, a cada uno de nosotros: “Ahí tienes a tu madre” (v. 27). Madre, queremos acogerte ahora en nuestra vida y en nuestra historia. En esta hora la humanidad, agotada y abrumada, está contigo al pie de la cruz. Y necesita encomendarse a ti, consagrarse a Cristo a través de ti. El pueblo ucraniano y el pueblo ruso, que te veneran con amor, recurren a ti, mientras tu Corazón palpita por ellos y por todos los pueblos diezmados a causa de la guerra, el hambre, las injusticias y la miseria.
Por eso, Madre de Dios y nuestra, nosotros solemnemente encomendamos y consagramos a tu Corazón inmaculado nuestras personas, la Iglesia y la humanidad entera, de manera especial Rusia y Ucrania. Acoge este acto nuestro que realizamos con confianza y amor, haz que cese la guerra, provee al mundo de paz. El “sí” que brotó de tu Corazón abrió las puertas de la historia al Príncipe de la paz; confiamos que, por medio de tu Corazón, la paz llegará. A ti, pues, te consagramos el futuro de toda la familia humana, las necesidades y las aspiraciones de los pueblos, las angustias y las esperanzas del mundo.
Que a través de ti la divina Misericordia se derrame sobre la tierra, y el dulce latido de la paz vuelva a marcar nuestras jornadas. Mujer del sí, sobre la que descendió el Espíritu Santo, vuelve a traernos la armonía de Dios. Tú que eres “fuente viva de esperanza”, disipa la sequedad de nuestros corazones. Tú que has tejido la humanidad de Jesús, haz de nosotros constructores de comunión. Tú que has recorrido nuestros caminos, guíanos por sendas de paz. Amén.
300. Hoy es un buen día para los buenos pensamientos. Si el pensamiento contiene energía creativa, qué útil es enviar un buen pensamiento al espacio. Una vez que la humanidad acepte enviar buenos pensamientos simultáneamente, la atmósfera infectada de las esferas inferiores se aclarará de inmediato. […] ¡Qué el bien le acontezca al Mundo!
Corazón. 1932.
Que la Luz liberadora de Buddha,
el Amor infinito del Espíritu de la Paz
y el Poder indescriptible del Avatar de Síntesis
restablezcan el Plan [de Dios] en la Tierra.
VBA – Los Misterios del Yoga, cap 14.
[Recitado por VBA]
A aquellos de ustedes que pueden valorar y utilizar la Gran Invocación, les sugeriría un empleo renovado y fervoroso. Sin embargo, podría sugerirse como alternativa la invocación siguiente:
“Oh Señor de Luz y Amor, ven y gobierna al mundo.
Que el Príncipe de la Paz aparezca y ponga fin a las guerras de las naciones.
Que el reinado de la Luz, el Amor y la Justicia comience.
Que haya paz en la Tierra y que empiece en nosotros mismos.”
OM OM OM
(Nov. de 1939)
AAB/DK – La Exteriorización de la Jerarquía, p. 147.
“La Comunidad, como Hermandad, de una manera nunca vista, podría acelerar la evolución del planeta y dar nuevas posibilidades de comunicación con las fuerzas de la materia. No se debería pensar que la comunidad y la conquista de la materia se encuentran en planos diferentes. Un canal, una bandera – ¡Maitreya, La Madre, La Materia!”
COMUNIDAD. PAR. 72.
Deja un comentario