El resultado de la Práxis del Agni Yoga sobre la Triple Personalidad

Vajrasattva. (वज्रसत्त्व). El Alma Adamantina.

La consecuencia de la Triple Práctica Integrativa (Saṃyama) o Agni Yoga, sobre la Triple Personalidad es el desarrollo del Alma Adamantina (Vajrasattva):

VehículoCualidadAparienciaPrática IntegrativaLogrosManifestación
MentalPoderosoDurezaConcentración enfocadaProfunda atenciónOlvído de sí mismo
AstralTranslúsidoBellezaMeditación contemplativaSerena expectaciónInofensividad
EtéricoGeométricoSimetríaAbsorción místicaPerfecta adaptabilidadCorrecta palabra

Por esta razón el hombre verdaderamente iluminado y quienes han recibido las tres Iniciaciones mayores son denominados “almas adamantinas”; constituyen la “Joya en el Loto”, ese loto de doce pétalos que es símbolo y expresión de la potencia del Logos planetario.

– AAB/DK. TVE, 91.

रूपलावण्यबलवज्रसंहननत्वानि कायसम्पत्॥४६॥

rūpalāvaṇyabalavajrasaṃhananatvāni kāyasaṃpat || 46 ||

– Pātañjalayogaśāstra, II.46.

Simetría de forma, belleza de color, dureza y densidad del diamante, constituyen la perfección corporal.

– Yoga Sūtras de Patañjali, III.46.

Antiguo Comentario:

La perfección de la forma consiste en belleza, gracia, fuerza y robustez adamantina; y se afirma que tal condición es consecuencia de saṃyama sobre los elementos groseros y sutiles. – Vyāsa

rūpa-lāvaṇya-bala-vajra-saṃhananatvāni kāya-saṃpat

kāya-saṃpat (la perfección corporal:)

rūpa-lāvaṇya-bala-vajra-saṃhananatvāni (forma, belleza, dureza y densidad adamantina)

rūpa-: 1) forma física, apariencia externa, representación material; 2) color.

lāvaṇya-: belleza, gracia, encanto, amabilidad, exquisitez.

bala-: poder, fuerza, vigor.

vajra-: fuerte, poderoso, duro; 1) inexorable; 2) rayo; 3) diamante.

saṃhananatva (saṃhananatvāni): (n, nom, pl) robustez, solidez, densidad, firmeza, resistencia.

kāya-: cuerpo, ensamblaje.

saṃpad (saṃpat): (f, nom, sg) perfección, buen estado, éxito, logro, cumplimiento.

46. Simetría de forma, belleza de color, dureza y densidad del diamante, constituyen la perfección corporal.

Aunque muchos comentadores dan a este aforismo una interpretación puramente física, encierra un concepto mucho más amplio.

Nos expone, en términos cuidadosamente escogidos (de los cuales el lenguaje moderno no es más que una paráfrasis, carente de la expresión que imparte plenamente la idea), la condición del tercer aspecto o forma, a través del cual se manifiesta el segundo aspecto o crístico.

Este tercer aspecto es en sí triple, sin embargo forma un todo coherente, de allí que se emplean cuatro términos para expresar este yo personal inferior.

El ocultista nunca se ocupa del vehículo físico denso. Considera al cuerpo etérico como la verdadera forma; el denso es simplemente el material para llenar esa forma. El cuerpo etérico es la verdadera forma sustancial, la estructura, el armazón, al cual se amolda [i349] necesariamente el cuerpo físico.

La forma debe ser simétrica y construida exactamente de acuerdo al número y diseño; su diferencia básica será la exactitud geométrica de sus muchas unidades.

El cuerpo emocional o astral, como se sabe, se caracteriza por su colorido, y de acuerdo a la etapa de desenvolvimiento, así será el color, bello, claro y traslúcido, o feo, oscuro y opaco. El cuerpo astral de un adepto es de belleza radiante, carente de los colores de baja vibración.

El aspecto más elevado del yo personal, el cuerpo mental, vibrará en armonía con el aspecto más elevado del espíritu, que es voluntad, poder o fortaleza –cualesquiera de estas palabras son apropiadas.

Fortaleza, belleza y forma, reflejos de poder, amor y actividad, son las características del cuerpo de manifestación de todo hijo de Dios que haya entrado en su Reino. Luego, la cuarta expresión imparte la idea de unidad, la coherencia de los tres, de manera que actúa como un todo y no en forma independiente y separada. Por lo tanto, el hombre es el Tres en Uno y el Uno en Tres, como su Padre en los Cielos; pues “está hecho a imagen de Dios”.

Dos palabras emplean los traductores para expresar esta idea de fuerza compacta coherente, ellas son, diamante y rayo. El ser humano que ha recibido la más elevada de nuestras iniciaciones planetarias, es denominado “alma adamantina” –el hombre que puede trasmitir perfectamente la luz blanca pura, y reflejar los colores del arco iris, los siete colores de la escala cromática. Su personalidad es conocida por el mismo término, [i350] porque se ha convertido en transmisora de la luz o radiación interna.

El término “rayo” es igualmente expresivo, porque da la idea [e224] de fuerza eléctrica. Todo lo que podemos conocer de Dios o del hombre, es la cualidad de su energía, según la manifieste como fuerza y actividad, de allí que en La Doctrina Secreta, al aspecto más elevado de la divinidad se lo llama fuego eléctrico.

– AAB/DK. La Luz del Alma.

Invocando al Ángel Solar: Meditación Vajrasattva en la Tradición Transhimaláyica

Oṃ Vajrasattva, guarda tu Promesa,
Como Alma Adamantina habilidosísima, permanece cerca mío.
Se colmado por mí.
Se nutrido por mí.
Mantente ligado a mí.

Concédeme todas las Perfecciones;
y en todas mis acciones
haz también que mi pensamiento sea el más excelente.
Que la gloria de las cinco Sabidurías more en mi Corazón (Hūṃ Ha Ha Ha Ha Hoḥ).*

Oh Bendito, Naturaleza Adamantina de todos los Tathāgatas,
No me sueltes.
De naturaleza adamantina,
Oh, Ser de la Gran Promesa,
Permanece unificado sin dualidad conmigo.

– Mántram de Vajrasattva. (Traducción propia directa del original sánscrito.)

* La Sílaba Hūṃ indica el Corazón, y las siguientes son las sílabas-semilla de las cinco energías de Sabiduría.

– El Mántram de Vajrasattva en su versión sánscrita.
Traducción y entonación propia.

oṃ vajrasattva / samayam anupālaya / vajrasattva tvenopatiṣṭha / dṛḍho me bhava / sutoṣyo me bhava / supoṣyo me bhava / anurakto me bhava // sarvasiddhiṃ me prayaccha / sarvakarma suca me cittaṃ śreyaḥ kuru // hūṃ ha ha ha ha hoḥ / bhagavān sarvatathāgata vajra / mā me muñca / vajrī-bhava / mahāsamayasattva / āḥ ||

Oṃ Vajrasattva / Guarda tu Promesa (Samaya), / como Alma Adamantina habilidosísima / Mantente firme para conmigo. / Se colmado por mí. / Se nutrido por mí. / Mantente ligado a mí. // Concédeme todas las Perfecciones; / y en todas mis acciones / haz también que mi pensamiento sea el más excelente / Que la gloria de las cinco Sabidurías more en mi Corazón (Hūṃ Ha Ha Ha Ha Hoḥ) // Oh Bendito, Naturaleza Adamantina de todos los Tathāgatas, / no me sueltes. / De naturaleza adamantina, / Oh, Ser de la Gran Promesa (Samayasattva) / Permanece unificado sin dualidad conmigo (Āḥ) ||

El Mántram de Vajrasattva en su versión tibetana.
vajrasound

El Maestro Tibetano Djwhal Khul esbozó los principales elementos de la meditación ocultista en sus Cartas sobre este tema. Uno de los principales elementos es el mántram, que predijo que algún día reemplazaría a toda meditación preliminar. Desde 1975, una serie de mántrams utilizados para la meditación han sido puestos a disposición del mundo.

Uno de ellos, el mántram de Vajrasattva, se ha utilizado durante el último milenio en el Tíbet, y por lo tanto en la India, como meditación preliminar estándar. Aquí se proporciona evidencia de que Vajrasattva es lo que la Tradición de Sabiduría Eterna llama el Ángel Solar. Por lo tanto, esta meditación invocaría al Ángel Solar, algo que debería hacerse al principio de cada sesión de meditación. Esta importante meditación oculta es la primera que se enseña en el Tíbet, y debería ser la primera que se enseña en las futuras escuelas de meditación para las que Djwhal Khul preparó al mundo.

D. Reigle

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