Las Ocho Proposiciones

“Los fariseos le preguntaron a Jesús cuándo había de llegar el reino de Dios, y él les contestó:

—La venida del reino de Dios no es algo que todo el mundo pueda ver. No se va a decir: “Aquí está”, o “Allí está”; porque el reino de Dios ya está entre ustedes.”

– Lucas 17, 20-2

Y esta sería la nota clave de la Nueva Era. Estas son las ocho proposiciones:

1. Busca tu individualidad total. No lo escribas en ninguna parte. No le des un nombre. Cualquier definición de ti mismo es un escondite engañoso. 

2. No encontrarás tu individualidad total. Es tu individualidad total la que te ve, la que es testigo de tus acciones. Actúa en nuestro continuo espacio-tiempo, pero no se limita a él.

3. Tu individualidad total es tu alma. Permanece en la pluralidad indeterminada de universos. Porque está vivo, está evolucionando. Debido a que está fuera del tiempo, su evolución es solo el tiempo que necesitas para permitir que te encuentre. Al ser multidimensional, contribuye a la composición de una Ecclesia. Es uno e innumerable. 

4. Tu alma no te encontrará mientras tu conciencia esté hecha del material de evidencias falsas creadas por tu mente: mientras no sientas una sensación de asfixia en esas evidencias falsas espacio-temporales.

5. La muerte de evidencias falsas es una muerte psicológica, anunciadora de la resurrección. Cada evidencia falsa denunciada abre una ventana en el espacio interior donde muere lo mensurable.

6. Esta muerte de lo mensurable en el espacio interior es una experiencia personal. Todo lo que se te diga al respecto evitará que ocurra. No escuches a los profesionales de ninguna religión.

7. Más allá de esta muerte, nuestra individualidad infinitamente múltiple revela a nuestra persona actual que somos solo una de sus múltiples manifestaciones. Luego nos encontramos con las otras manifestaciones de nuestra alma difundidas a través de la historia, todavía presentes y vivas.

8. Así que esta conciencia que emana de nuestra alma integra su pasado terrenal y también su futuro. Se conoce a sí misma continua, sin límites. Es toda conciencia, penetra en cada conciencia, entiende cada conciencia y esa comprensión es Amor.

Capítulo 29 de La segunda venida del Rabino YHSHWH (El Rabino llamado Jesús El Cristo), por Carlo Suarès, Weiser, 1994.

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