Cuando el Sol se desplaza hacia el Norte


[edición en curso] 


El siguiente apartado ha sido adaptando en lo fundamental de Tiempo Cíclico y Eras del Mundo en la India.

Uttarāyaṇa y el Dakṣiṇāyana

…el Sol se desplaza hacia el Sur durante seis meses y hacia el Norte durante seis meses.

– Taittirīya Saṃhitā 6.5.31

En las Upaniṣad citadas entre el mes y el año se introduce otra subdivisión, los dos ciclos que llevan a los dos solsticios, caracterizados uno por el aumento de duración de los días, por la luz ascendente, en que el Sol se mueve en el horizonte cada vez más al Norte, y otro por su disminución, en que el Sol se mueve hacia el Sur.

Uttarāyaṇa es el movimiento (ayana) del Sol hacia el Norte (uttara), mientras que Dakṣiṇāyana es el movimiento del Sol hacia el Sur (dakṣiṇa). Debido a la inclinación de la Tierra con respecto a la eclíptica, el Sol no sale todos los días por el mismo lugar en el horizonte. Sus puntos de salida oscilan entre dos extremos, alcanzados por el Sol en los solsticios, que tienen por centro la dirección Este. Cuando el sol alcanza su máximo alejamiento hacia el el sur del ecuador celeste (el cual, en su intersección con el horizonte en dirección Oriente, siempre indica el Este verdadero) ocurre el solsticio de invierno. Esta afirmación es válida para el hemisferio norte; en el hemisferio sur será el solsticio de verano.

Fig. 1. Un observador ubicado frente al Este observaría al Sol surgir por el extremo Sur durante el Solsticio de Invierno, mientras que lo haría por el extremo Norte durante el Solsticio de Verano. Fuente: Earthsky

En esta fecha –que según el calendario gregoriano corresponde aproximadamente al 22 de diciembre– el Sol sale en su punto más alejado hacia el sur del Este, es decir, a la derecha del Este para un observador ubicado frente a esta dirección. A partir de este momento, el Sol sale cada día un poco más a la izquierda (más hacia el Norte), de manera que aquí comienza el movimiento del Sol hacia el Norte: el Uttarāyaṇa. Después de seis meses de ir progresando en esta dirección, el Sol llega a su máxima declinación norte y sucede el solsticio de verano (el 22 de junio de acuerdo con el calendario gregoriano). Se inicia entonces el recorrido inverso, ya que cada día el Sol saldrá más a la derecha (más hacia el Sur) hasta llegar, seis meses después, nuevamente al solsticio de invierno. Este recorrido es el Dakṣiṇāyana o movimiento del Sol hacia el Sur.

El punto intermedio entre los solsticios corresponde a los dos equinoccios (cuando el Sol cruza el ecuador), el 21 de marzo y el 22 de septiembre; en estas dos fechas el Sol sale exactamente por el Este, es decir, en el centro en relación con sus salidas en los solsticios. Podemos, entonces, resumir diciendo que el Uttarāyaṇa comienza en el solsticio de invierno y termina en el de verano, mientras que el Dakṣiṇāyana se inicia con el solsticio de verano para finalizar en el de invierno. La duración de ambos es de aproximadamente seis meses. El Uttarāyaṇa y el Dakṣiṇāyana en realidad no tienen exactamente la misma duración. Actualmente existe entre ambos una diferencia de 2 días, ya que el Uttarāyaṇa incluye 181 días 19 horas, y el Dakṣiṇāyana 183 días 13 horas. Pero esta diferencia no es constante y varía a lo largo de los milenios, pudiendo llegar a ser de varios días. La duración del Uttarāyaṇa y el Dakṣiṇāyana durante el período védico (ca. 1200-600 a.e.c.) es similar a la actual y no afecta nuestras consideraciones. Este movimiento del Sol está ilustrado en el siguiente diagrama:

Fig. 2. Horizonte Oriental desde el Cerro de Chapultepec en CDMX mostrando el Uttarāyaṇa y el Dakṣiṇāyana, así como los Tres Festivales Espirituales de 2022.

En la literatura védica la evidencia más clara de la división del año en estos dos ayanas se encuentra en los Brāhmaṇas, en las descripciones del ritual conocido como gavām ayana. El gavām ayana dura un año y se inicia en el solsticio de invierno, en el día llamado caturviṃśa (el día siguiente al solsticio de invierno). A la mitad del año, en el solsticio de verano, se encuentra el viṣuvant (“perteneciente a ambas partes”); el año ritual finaliza con el día mahāvrata (“gran observancia”), cuando está por suceder nuevamente el solsticio de invierno.

Los tres ciclos fundamentales

El año constituye para Manu (1.67) un Día y una Noche de los Dioses. El Día de los Dioses dura mientras el Sol avanza hacia el Norte –mientras la luz va en aumento– y la Noche de los Dioses es el periodo durante el cual el Sol avanza hacia el Sur, es decir mientras la luz decrece.

El día y la noche

Al considerar las primeras expresiones del tiempo considerado como un proceso cíclico es notorio que la unidad fundamental del proceso cíclico está constituida por el día y la noche, quizás por ser el ciclo fundamental cotidiano que más claramente se nos revela –la unidad más elemental y primaria de los procesos cíclicos naturales– todas las metáforas subsecuentes utilizarán esta unidad como metáfora básica.

El Sol y el Año

El ciclo anual está íntimamente ligado al Sol ya que es éste quien define la duración del año. Si bien la aparición y desaparición diaria del Sol establece el ciclo día-noche, el ciclo anual va desde el momento en que el Sol alcanza su máxima declinación sur –cuando se da la noche más larga y el día más corto– hasta que regresa al mismo lugar tras haber pasado, a la mitad del año, por el solsticio de verano, momento en que se da el día más largo y la noche más corta.

En el Kauṣītaki Brāhmaṇa, al hablar de cómo el camino del Sol divide al año en dos mitades, el tejido de los días y las noches es comparado con el trabajo de una araña que va hilando su tela:

Ordenando los días y las noches como una hábil araña, durante seis meses hacia el Sur, constantemente, durante seis meses hacia el Norte, va el Sol.

– Kauṣītaki Brāhmaṇa, 19.3.

Estas dos mitades del año ya fueron revisados en el apartado anterior, por lo que no volverán a ser tratadas aquí en extenso, sin embargo hay una analogía importante que hacer notar:

El año es el hombre: el hombre es una unidad y el año es otra, y ahora éstas son una misma; en el año hay dos, día y noche, y en el hombre hay dos respiraciones, y ahora éstas son una misma…

– Śatapatha Brāhmaṇa, 12.3.2.1.

Esta equivalencia entre el año y el hombre expresa la equivalencia entre el macrocosmos y el microcosmos, y sincroniza o interrelaciona dos tipos de ciclos: los astronómicos (en este caso el día y la noche) y los biológicos (en este caso la respiración). Esto nos permite ver otro aspecto de los procesos cíclicos, que está representado por la secuencia inhalación-exhalación del proceso respiratorio. El Śatapatha Brāhmaṇa asocia la inhalación y la exhalación con los conceptos de expansión y contracción. Es decir que creación y destrucción, nacimiento y muerte, son también expansión y contracción.

La Luna y el mes lunar

El ciclo lunar ocupa una posición intermedia entre el ciclo diurno y el ciclo anual en lo que a su duración se refiere; si bien estos dos últimos ciclos van asociados al movimiento aparente del Sol, el mes lunar depende de la Luna. El ciclo lunar es el fenómeno astronómico que más claramente ejemplifica el desarrollo gradual de un proceso cíclico. Comienza en el momento de la luna nueva cuando la Luna no es visible, y avanza en la medida en la que la luz de la Luna va aumentando hasta llegar al cuarto creciente –cuando la mitad del disco lunar está iluminada– para culminar finalmente en la luna llena. A partir de este momento su luminosidad va disminuyendo gradualmente y, tras de pasar por el cuarto menguante, llega hasta la siguiente luna nueva.

A lo largo de todo el período védico la Luna mantiene una importancia especial. Por una parte, el ciclo lunar es fundamental en el sistema védico de sacrificios ya que las oblaciones y sacrificios de luna nueva y luna llena se encuentran entre las más importantes. Por otro lado, la división del zodiaco está hecha con base en las mansiones lunares (nakṣatras) de las cuales hay 27, o 28 en los textos más tardíos. Los registros más antiguos expresan el tiempo total que se tarda en completar el ciclo sideral védico en muhūrtas. Esta división de tiempo es similar a las horas utilizadas como unidad de tiempo en occidente, excepto que, si bien tenemos 24 horas en un día gregoriano, hay 30 muhūrtas en un día védico, y cada muhūrta representa 48 minutos. Esto significa que para los datos derivados del calendario védico, la unidad de tiempo básica de 1 muhūrta habría coincidido exactamente con 1/30 de un día o la hora en la que (en promedio) la salida de la Luna se habría retrasado cada día con respecto al día anterior. Tomando el número hindú total de 831 muhūrtas para que la Luna complete una órbita sideral de 360 grados tendríamos: 831 / 30 = 27.7 días). Los nakṣatras son utilizados, sobre todo en la literatura védica tardía, para indicar el momento propicio para todo tipo de actividades.

Las mitades de los ciclos

Una característica sobresaliente de los tres ciclos analizados, el ahoratra (día-noche), el mes lunar, y el año solar, es que pueden ser divididos en lo que podríamos considerar como una mitad de luz y otra de oscuridad.

En el caso del día y la noche la distinción es evidente. En lo que se refiere al ciclo lunar y al año solar, la mitad de luz es aquella en la cual la luz va en aumento; mientras que la mitad oscura es aquella en la que la luz va disminuyendo gradualmente o, dicho en otras palabras, aquélla en la cual la oscuridad crece. Podemos entonces decir que los ciclos se dividen en una mitad ascendente (cuando la luz crece), y en otra mitad descendente (cuando la luz decrece). En el mes lunar, la parte ascendente del ciclo es el período que transcurre de la luna nueva a la luna llena, y es llamada śukla pakṣa, el pakṣa blanco o de luz. La mitad descendente va de la luna llena a la luna nueva, y es conocida como kṛṣṇa pakṣa, el pakṣa oscuro. En el caso del año la mitad ascendente es el Uttarāyaṇa, cuando el Sol avanza hacia el Norte, y la mitad descendente es el Dakṣiṇāyana, cuando avanza hacia el Sur, como ya se ha revisado.

Estrictamente hablando, el ciclo día-noche no debería estar dividido en día y noche, es decir en la mitad que va del amanecer al atardecer y la que va del atardecer hacia el siguiente amanecer. Desde el punto de vista de la división en una mitad ascendente y otra descendente, la primera debería comenzar a medianoche, cuando el Sol está en su punto más alejado por debajo del horironte, y culminar al mediodía, que es el momento en el que alcanza su mayor altura sobre el horizonte. La división se hace en día y noche tal vez porque es la que puede observarse en forma más clara, ya que la medianoche no puede ser percibida directamente, sino sólo inferida o calculada. La primera aparición de la luz no sucede inmediatamente después de la medianoche, sino antes del amanecer. Cuanto más lejos se está del ecuador, más largo es el crepúsculo, y su duración disminuye en la medida en la que la latitud geográfica se va acercando a cero. Pero durante el día sí puede ser observada la diferencia entre el período anterior al mediodía y el que va después, y esta distinción es importante. En el Śatapatha Brāhmaṇa (2.4.2.8.) por ejemplo, el tiempo que está antes del mediodía pertenece a los dioses, mientras que la tarde corresponde a los ancestros, los pitrs. En el mismo texto, el mediodía les es asignado a los hombres.

Fig. 3. Las mitades de los ciclos.

Es frecuente esta asociación de la parte ascendente o luminosa del ciclo con los dioses, y la correspondencia de la parte descendente u obscura con los ancestros. El Śatapatha Brāhmaṇa establece con claridad estas correspondencias en lo que se refiere a los tres ciclos mencionando, en un mismo pasaje, las dos formas de dividir el día:

La media luna que crece representa a los dioses y la que mengua representa a los ancestros. El día representa a los dioses, y la noche representa a los ancestros. Y más aún, la mañana –antes del mediodía– representa a los dioses, y la tarde a los ancestros. Cuando el Sol se mueve hacia el Norte, entonces está entre los dioses, entonces protege a los dioses; y cuando se mueve hacia el Sur, entonces está entre los ancestros, entonces protege a los ancestros.

– Śatapatha Brāhmaṇa, 2.1.3.3.

De la misma manera, los dioses van asociados al Sol, el astro diurno, y los ancestros a la Luna, el astro nocturno. El Taittirīya Brāhmaṇa menciona 28 nakṣatras a los cuales divide en dos series: los deva nakṣatras (del uno al 14) y los yama nakṣatras (del 15 al 28). En esta lista la luna llena ha sido insertada después del nakṣatras número 14, y la luna nueva después del 28. Es decir que el śukla pakṣa la mitad ascendente, tiene relación con los deva nakṣatras, los nakṣatras de los dioses; mientras que el kṛṣṇa pakṣa la mitad descendente, está relacionado con los yama nakṣatras, los nakṣatras de Yama (el dios de la muerte), obviamente relacionado con los ancestros.

Identificar a los dioses con la parte luminosa de los ciclos resulta natural si tomamos en cuenta que la palabra deva (dios) es sinónimo de brillante o luminoso, y está emparentada con diva, que significa “en el día”, así como con dyaus, el cielo. En los tres casos se trata de algo que brilla, que tiene que ver con la luz. La importancia del período ascendente de los tres ciclos está resumida al comienzo del Gṛhya-sūtra de Gobhila:

Durante el movimiento del Sol hacia el Norte, en tiempo de luna creciente, en un día auspicioso, antes del mediodía; él debe saber que éste es el período [adecuado para celebrar las ceremonias].

– Gṛhya-sūtra, trad. de Oldenberg, parte 2, p. 13.

En las Upaniṣad las dos mitades de estos ciclos se han convertído en los dos posibles caminos que puede tomar el alma después de la muerte. El sendero relacionado con las mitades ascendentes o de luz es llamado devayāna, la ruta que conduce a los dioses; y el sendero asociado con las mitades descendentes, o de oscuridad, es el pitṛyāna, el camino de los ancestros.

Según la Bṛihadāraṇyaka-upaniṣad (6.2.16.) aquellos que al morir proceden a lo largo del devayāna pasan primero a la luz, de la luz al día, de ahí a la mitad del mes correspondiente a la luna creciente, y enseguida a los seis meses durante los cuales el Sol avanza hacia el Norte. Entran entonces al mundo de los dioses, de donde pasan al Sol, y del Sol al rayo o al fuego. De aquí son guiados a los mundos de Brahma, de los cuales no hay retorno; es decir, que son liberados y ya no reencarnan.

Los que siguen el pitṛyāna, por otra parte, pasan al humo, a la noche, a la mitad del mes en que la Luna decrece, a los seis meses durante los cuales el Sol se mueve hacia el Sur, y de aquí al mundo de los ancestros y a la Luna. Habiendo llegado a la Luna se convierten en alimento para los dioses y después de un tiempo regresan al mundo y reencarnan. De esta manera, aquellos que recorren el pitṛyāna “rotan” .

Ahora te revelaré, príncipe de la dinastía Bhārata, los diferentes caminos de fallecimiento de este mundo, uno de los cuales conduce a la liberación y el otro conduce al renacimiento. Aquellos que conocen al Brahman Supremo y que salen de este mundo, durante los seis meses cuando el Sol se desplaza hacia el Norte, la brillante quincena de la luna y la parte brillante del día, alcanzan el destino supremo. Los yoguis, que fallecen durante los seis meses cuando el Sol se desplaza hacia el Sur, la quincena oscura de la luna, el tiempo de humo, la noche, alcanzan las moradas celestiales. Después de disfrutar de los placeres celestiales, vuelven a la tierra. Estos dos caminos, el brillante y el oscuro, siempre existen en este mundo. El camino de la luz conduce a la liberación y el camino de las tinieblas conduce al renacimiento.

– Bhagavad-gītā, 8.23-26.
Fig. 4. Los dos caminos, el de los dioses y el de los ancestros. El primero conduce a la liberación, mientras que el segundo al renacimiento.

Los momentos críticos: la transición entre ambas mitades

Si los ciclos constan de una mitad ascendente y otra descendente, es natural que deban existir dos momentos en los cuales suceda el cambio entre una mitad y la otra. El final del ciclo ascendente y el comienzo del descendente están unidos por el atardecer, la luna llena y el solsticio de verano; mientras que el final del ciclo descendente y el comienzo del ascendente van unidos por el solsticio de invierno, la luna nueva y el amanecer. (Véase la Fig. 3 más arriba.) Estos dos puntos extremos y opuestos de los distintos ciclos son la culminación de cada una de las mitades, pero pueden también ser momentos críticos en los cuales está en juego la continuación del ciclo. Esto es cierto sobre todo en el caso del final del ciclo descendente, cuando la luz debe renacer para abrir el ciclo nuevo.

La importancia de los momentos de transición entre las mitades de los ciclos se hace evidente al constatar que se trata de ocasiones que requieren de la celebración de sacrificios. En los Brāhmaṇas y en la literatura védica posterior, los rituales matutinos y vespertinos –al igual que los de luna nueva y luna llena– son fundamentales. Pero estos momentos de transición también son considerados como puertas hacia el otro mundo o hacia la liberación.

El Śathapata Brāhmaṇa se refiere a la noche de la luna nueva como la puerta del año (11.1.1.1.), y a la dirección noreste como la puerta del mundo celeste, mientras que la dirección sudeste es la puerta del mundo de los ancestros (6.6.2.4, noreste; 13.8.1.5, sudeste). Esta asociación es lógica, ya que la dirección noreste es aquella en la cual sale el Sol en el solsticio de verano, al terminar el Uttarāyaṇa (asociado al devayāna); y la dirección sudeste es la que ve salir al Sol en el solsticio de invierno, cuando termina el Dakṣiṇāyana (asociado al pitṛyāna).

Considerar a los momentos de transición entre las dos mitades de los ciclos como puertas tiene gran significado en términos simbólicos, desde el punto de vista de la contraposición entre la unidad del estado trascendente –que está más allá del tiempo, en la inmortalidad– y la dualidad (y multiplicidad) del mundo creado, el cual existe en el tiempo. Si los ciclos de tiempo se dividen en dos mitades, representando a las polaridades de luz-oscuridad, expansión-contracción y ascenso-descenso, trascender el tiempo y alcanzar la inmortalidad es, simultáneamente, trascender el mundo de las polaridades para alcanzar el estado de unidad original. Desde esta perspectiva, parecería lógico que el momento propicio para trascender a las polaridades sea el punto en el cual ambas se tocan, fusionándose momentáneamente; también puede tratarse del momento central de cada medio ciclo, cuando la equidistancia de los dos puntos culminantes hace que los dos extremos se neutralicen, dejando así una estrecha puerta de escape. De esta manera, la puerta para trascender a los distintos pares de opuestos se encuentra en el centro entre los dos extremos, o en la línea divisoria entre las mitades, y esto puede ser válido no sólo con referencia al tiempo sino también al espacio.

Fuentes:

González-Reimann, L. (1988). Tiempo Cíclico y Eras del Mundo en la India. Colegio de México.

González-Reimann, L. (2013). «Alcanzar la otra orilla. Una metáfora duradera en las religiones del subcontinente indio», en Cattedra, O. (Dir.). Mito e Historia II: el Umbral de la Eternidad. CEICAM.

Jones, H. (Septiembre, 2018). “The Origin of the 28 Naksatras in Early Indian Astronomy and Astrology”Indian Journal of History of Science. 53 (3), 317–324.

Mendoza, J. M. (2010). El paso al Más Allá: entre los Vedas y la teoría de las Upaniṣad, en R. Martín Hernández-S. Torallas Tovar (Eds.). Conversaciones con la muerte: la relación del hombre con el Más Allá a través de los textos. CSIC.

Montero-García, I. A. (2010). La Arqueoastronomía en Mesoamérica (Diapositivas del curso).

Witzel, M. (Febrero, 1984). «Sur le Chemin du Ciel», Bulletin des Etudes indiennes, (2), 213-279.

Witzel, M. (Marzo, 2013). «Kumbh Melā: another way to heaven».


Soy un punto de luz dentro de una Luz mayor.

Soy una corriente de energía amorosa dentro de la corriente de Amor divino.

Soy un punto de fuego de sacrificio enfocado dentro de la ardiente Voluntad de Dios.

Y así permanezco.

Soy un camino por el cual los hombres pueden llegar a la realización.

Soy una fuente de fuerza que les permite permanecer.

Soy un haz de luz que ilumina su camino.

Y así permanezco.

Y permaneciendo así, giro.

Y huello el camino de los hombres

y conozco el camino de Dios.

Y así permanezco.

– Afirmación del Discípulo.


En este vídeo es posible observar el desplazamiento del Sol hacia el Norte, a partir del Solsticio de Invierno 2021 hacia el Solsticio de Verano 2022, para luego hacer el recorrido inverso desplazándose de Norte a Sur, hasta el Solsticio de Invierno 2022. La ascensión diaria del Sol está calculada 30 minutos después del amanecer para cada uno de los puntos, para que pueda ser observado por encima de las estructuras centrales. Los cálculos están hechos para la Ciudad de México, con 19º 24′ de latitud norte.



La liberación de la energía atómica

9 de agosto de 1945

Cuando el sol se desplazó hacia el norte en ese año (1942), la gran Logia Blanca sabía que la batalla había sido ganada. Sus preparativos fueron detenidos y los Maestros se organizaron para un renovado esfuerzo (por intermedio de Sus discípulos), a fin de crear esas condiciones que, lo nuevo y de lo que estaba de acuerdo al amoroso propósito divino, pudiera avanzar libremente. La guerra no fue ganada porque se rindió Alemania. Sólo fue el resultado externo de sucesos internos. La guerra la ganaron las Fuerzas de la Luz cuando la potencia mental de las fuerzas del mal fue vencida y la “energía del futuro” dirigida o manipulada por Quienes buscaban los valores humanos superiores y el bien espiritual del género humano.

AAB/DK. EJ.

El trabajo de reconstrucción

Agosto de 1941

Al observar a los discípulos del mundo durante la actual crisis mundial, he visto que están abatidos por la inercia –no la que proviene del egoísmo y autocentrismo–, o de la incomprensión de la naturaleza de la crisis, o la de la pura haraganería, sino esa inercia basada en una profunda depresión interna, en un sentimiento de fracaso humano y en la introspectividad, lo cual es natural, pero inútil en este momento. Algunos discípulos (tanto en el sendero de probación como en el sendero del discipulado) se refugian en la perpetuación de las actividades que desempeñaban cuando se inició la guerra; otros se amparan en la determinación de esperar hasta que termine la crisis, y creen aparentemente que ningún trabajo en las antiguas líneas del esfuerzo espiritual tiene real valor; algunos más se amparan en una febril ocupación externa en cosas que el hombre común, sin orientación espiritual, puede realizar igual o mejor. Algunos discípulos y aspirantes pasan su tiempo luchando contra la sensibilidad psíquica evocada por las condiciones mundiales; muchos están simplemente abrumados y aturdidos por el dolor y la agonía de la humanidad, el horror del momento, la ansiedad del futuro y la premonición de acontecimientos peores. Su imaginación trabaja en forma excesiva e inútilmente. Todos ustedes son susceptibles a algunas de estas actitudes.

Escribo hoy para exhortar a todos los discípulos y aspirantes del mundo a iniciar un periodo intenso de preparación para la actividad y el trabajo futuros. Desde ahora, hasta que el Sol se desplace hacia el norte, les pediría a cada uno hacer tres cosas:

Primero, fortalecer por medio de la meditación, la plegaria y el claro pensar, su fe, confianza y gozo y, sobre todo, profundizar su amor a la humanidad, llevando el amor del alma al plano físico y a sus relaciones humanas.

Segundo, eliminar de la vida de la personalidad, hasta donde puedan o deban, cualquier cosa (mental, síquica, emocional o física) que pudiera obstaculizar su utilidad futura.

Tercero, planear juntos el trabajo del futuro, que puede ser inaugurado en breve e iniciarse lenta y cuidadosamente y en colaboración mutua e incondicional conmigo. Debe ser llevado a cabo de forma firme, sin desviaciones, en forma conjunta y sin movimientos inútiles una vez determinados los delineamientos.

La principal necesidad de cada uno y de todos los que deben apoyar el trabajo futuro que estoy tratando de realizar con colaboración y comprensión de ustedes, consiste en fomentar el desarrollo de la voluntad de amar y en ponerse a trabajar. Este esfuerzo se expresará como un mutuo constante y profundo amor por la humanidad. Se demostrará en el perseverante esfuerzo por invocar la voluntad espiritual mediante la persistencia y la autodisciplina; se manifestará en el inteligente cumplimento del plan, tal como lo delinearé progresivamente.

AAB/DK. EJ.

Un mensaje especial del Festival de Wesak

Abril de 1943

Esta comunicación está dirigida a esos miembros del nuevo grupo de servidores del mundo a quienes puede llegar (hay un sinnúmero de ellos que no la conocen) y a los hombres y mujeres de buena voluntad de todas partes. Quisiera pedirles que la distribuyan al mayor número de personas posible. Nos acercamos al punto culminante del año espiritual y al momento en que el Sol se desplaza hacia el norte. Es posible el mayor acercamiento de todos los tiempos, y se aproxima. Sin embargo, mucho depende de los aspirantes y discípulos del mundo en este momento. En el año anterior el mundo pasó una de las peores experiencias desde el punto de vista de la agonía y la angustia; se llegó al punto de más agudo sufrimiento. No obstante, fue un año que demostró la posibilidad del más grande Acercamiento espiritual de todos los tiempos –Acercamiento para el cual los iniciados y Maestros se prepararon durante siglos y todos los Festivales de Wesak, desde la reunión del Gran Concilio en 1925, fueron preparatorios. En instrucciones pasadas me referí a las grandes reuniones celebradas a intervalos por Aquellos a quienes se Les ha confiado la guía espiritual del planeta y, –particularmente, del hombre. Deben admitirse ciertos hechos, tales como la aceptación en el hemisferio occidental, de la existencia del Cristo y en el oriental, del Buda. Por lo tanto, es muy probable (dada esta aceptación) suponer que Ellos y Sus discípulos deben consultarse y lo hagan sobre los pasos necesarios para guiar al género humano por la senda de la luz, el sendero hacia Dios. De esto dan testimonio todas las Escrituras del mundo y los conocedores espirituales. Hoy no tengo tiempo para extenderme sobre el tema. Les pido simplemente que acepten la hipótesis (hipótesis que es una realidad para muchos millones de personas y un evento comprobado para muchos miles), que la guía espiritual es acordada a la humanidad, y detrás del velo que separa lo visible de lo invisible se hallan Quienes trabajan esforzadamente –y podría agregar, científicamente– para satisfacer la terrible necesidad actual.

AAB/DK. EJ.

Por lo tanto, quisiera que, a su actividad mental y espiritual, agreguen el reconocimiento de que están participando en la tarea de introducir los principios básicos de la nueva religión mundial –floración y fructificación del pasado y esperanza del futuro. Nada más puedo decir sobre esto, más adelante detallaré los festivales mayores y menores del año espiritual, que reemplazarán gradualmente a los festivales de las religiones mundiales actuales de Oriente y Occidente. (Véase el libro La Reaparición de Cristo, Capitulo VI). Mucho de lo que han aprendido y gradualmente absorbido, verán que se adapta al plano espiritual general. Hallarán que el año espiritual se divide en dos períodos (simbolizando espíritu y materia); el período en que el Sol se desplaza hacia el norte y el período en que lo hace hacia el sur. Encontrarán que el mes se divide igualmente en dos períodos, el de la luna creciente y la menguante, y también que el futuro énfasis se pondrá en todo el mundo sobre el Festival de Pascua (Aries), el Festival del Cristo Resucitado; el Festival de Wesak (Tauro), el Festival del Buda o de la Iluminación; la Luna llena de junio (Géminis), el Festival de la Unificación, llevado adelante por Cristo, el Maestro de Maestros e Instructor de ángeles y hombres.

AAB/DK. EJ.

28 de julio de 1920

Algunas reflexiones sobre el FUEGO

Durante los meses de verano –a medida que ese gran ciclo llega a los diferentes cuadrantes del mundo– los devas del fuego, los elementales del fuego y esas oscuras entidades los “agnichaitas”, de las hogueras internas, entran en mayor actividad, que recae conforme el sol se aleja más, en una condición menos activa. Tenemos aquí la analogía entre los aspectos ígneos de la economía terrestre y su relación con el Sol, similares a los aspectos acuosos y su conexión con la Luna. Doy aquí una importante indicación esotérica. Voy a darles además un breve, aunque oculto, fragmento que… ahora se puede dar al público. Si se medita sobre ello, llevará al estudiante a un plano elevado que estimulará su vibración.

“El secreto del Fuego se halla oculto en la segunda letra de la Palabra Sagrada [ Oṃ (ओं) ]. El misterio de la vida está oculto dentro del corazón. Cuando ese punto inferior vibra, cuando el Triángulo Sagrado resplandece, cuando el punto, el centro medio y el ápice también arden, entonces los dos triángulos, el mayor y el menor, se fusionan en una única llama que lo consume todo”.

AAB/DK. CSMO.

29 de octubre de 1920

Carta IX. Futuras Escuelas de Meditación

4. Las calificaciones y las clases

a. Temporada de estudio

Todo el trabajo de la escuela estará basado en el conocimiento oculto del tiempo y las estaciones y se ajustará estrictamente a dos cosas: 1. El año escolar será dividido en dos períodos; en el primer período los estudiantes se dedicarán activamente a adquirir conocimientos, correspondiendo a la época en que el sol se desplaza hacia el norte, o sea el primer semestre del año; en el segundo (separado del primero por un intervalo de seis semanas) se dedicarán a asimilar y a poner en práctica lo aprendido en el anterior. Durante los primeros meses del año el estudiante pasará por un sistema drástico de recepción, aprendizaje, intenso estudio, acumulación de hechos y conocimientos concretos. Asistirá a conferencias, consultará muchos libros, experimentará en el laboratorio y, con ayuda del telescopio y del microscopio, ampliará el campo de su visión y acumulará en su cuerpo mental un vasto depósito de datos científicos.

Durante las seis semanas de vacaciones se le recomendará al estudiante que descanse completamente de todo esfuerzo mental, salvo el relacionado con la práctica de la meditación ocultista que le fue asignada. Mentalmente seguirá el ciclo y entrará en un pralaya temporario. Al final de las seis semanas volverá a su trabajo a fin de sistematizar el cúmulo de informaciones, completar la comprensión de los hechos anteriormente estudiados, practicar esa parte permitida de la ciencia oculta, con la finalidad de llegar a ser más eficiente y descubrir sus puntos débiles. Durante el “período de oscuridad” del año, escribirá los temas y ensayos, los libros y artículos que contendrán el producto de las informaciones asimiladas –La escuela publicará anualmente el mejor de estos libros para uso del público. De esta manera el estudiante servirá a su época y generación y trasmitirá a la raza el conocimiento superior. 2. En forma análoga sus estudios mensuales estarán dispuestos de modo que la parte más difícil (que se ocupa de la mente superior) se emprenderá durante ese período del mes que se denomina luminoso, mientras que el período oscuro será dedicado a las cosas relacionadas con la mente inferior y a un esfuerzo por retener lo adquirido durante las semanas precedentes. El día también se dividirá en períodos establecidos; las primeras horas se dedicarán a los estudios más abstractos y ocultos, la segunda parte del día a trabajo práctico.

La base de todo crecimiento oculto es la meditación, o los periodos de gestación silenciosa, durante los cuales el alma se expande en el silencio. En consecuencia, para cada estudiante habrá tres períodos de meditación durante el día, a la salida del sol, al mediodía y a la puesta del sol. Durante la primera parte de asistencia a la escuela, estos períodos durarán treinta minutos cada uno. Más adelante dedicará una hora a la práctica de la meditación ocultista, tres veces al día; durante el último año se espera que dedique cinco horas cada día a la meditación. Cuando sea capaz de hacer esto y obtener resultados, podrá ingresar en la escuela avanzada. Es la gran prueba y la marca de quien está preparado.

El horario de la escuela comenzará a la salida del sol y terminará a la puesta del sol. Luego de esto y una hora después de los otros dos períodos de meditación, se le permitirá descansar, comer y distraerse. Deberá retirarse a descansar a las diez de la noche, después de recapitular cuidadosamente durante media hora sobre el trabajo diario y de llenar ciertas planillas para completar su ficha.

El tiempo de estadía del estudiante en la escuela dependerá de su progreso, de su poder interno de asimilación y de su vida externa de servicio y también de su etapa de evolución al ingresar en la escuela. Los que recién entran en el sendero de probación, permanecerán en ella de cinco a siete años y en algunas ocasiones quizás más; los antiguos discípulos y los que han recibido la iniciación en vidas anteriores, permanecerán poco tiempo, completarán el programa con rapidez, simplemente para aprender a extraer y aplicar el conocimiento anteriormente adquirido. Su período de permanencia será de uno a cinco años, generalmente tres. Su conocimiento innato será desarrollado por medio del estimulo para que enseñe a los hermanos más jóvenes. El estudiante egresa de la escuela, no como resultado de su examen exotérico sino simplemente por la notificación del Rector de la escuela, el cual funda su decisión en el examen esotérico de sus cuerpos, por la claridad de los colores de su aura, por el tono que emite su vida y por la clave de su vibración.

AAB/DK. CSMO.

Los Yoga Sūtras de Patañjali

Libro IV.

Iluminación

14. La manifestación de la forma objetiva se debe a la centralización de la causa que produce efectos (la unificación de las modificaciones de la sustancia mental o chitta).

El impulso hacia la evolución, o apropiarse de una forma, es tan dominante y el resultado del pensamiento egoico está tan centralizado, que resulta inevitable la manifestación objetiva. La sustancia mental o chitta (en el gran proceso de apropiarse de una forma) está tan completamente unificada, y el deseo de experimentar por medio de contactos en el plano físico es tan dominante, que todas las modificaciones de la mente van dirigidas hacia el mismo objetivo.

Cuando la condición se invierte y el hombre en el plano físico efectúa su propia liberación, lo hace por el mismo método, o sea la centralización y unificación. Ciertas frases relacionadas con el simbolismo de la estrella de cinco puntas, en El Antiguo Comentario, aclaran esto:

“La sumersión es hacia abajo en la materia. El punto desciende, precipítase a través de la esfera acuosa y penetra en lo que se cierne inerte, inmóvil, oscuro, silencioso y remoto. El punto de fuego y la piedra se unen, y se alcanza la armonía y la unión en el camino descendente”.

“El vuelo es hacia arriba, al espíritu. El punto asciende, elevando a los dos que están detrás, extendiendo a los tres y cuatro hacia aquello que está detrás del velo. El agua no consigue apagar el punto de fuego; de esta manera el fuego se encuentra con el fuego y se fusionan. Se alcanza la armonía, la unión en el arco ascendente. Así el Sol se desplazará hacia el Norte”.

AAB/DK. LA.

L. F. U.

Febrero de 1938

Respecto a su práctica de la meditación, se la cambiaré parcialmente. Durante los próximos diez meses, es conveniente el siguiente procedimiento. Procure que cuando el Sol se desplace hacia el norte, haya asimilado el proceso y se haya acostumbrado a la fórmula, de manera que ese aspecto de la meditación sea automático y su atención interna le permita, por lo tanto, dedicarse a desentrañar los significados del trabajo asignado. La finalidad consiste en permitirle seguir dos líneas de actividad en forma precisa y simultánea.

AAB/DK. DNE I.

D. P. R.

Febrero de 1935

A fin de ayudarlo a desarrollar el tema sobre el cual trabajó durante los últimos meses, le pediré reflexionar y responder a las preguntas siguientes. Su vida tiende a destacar demasiado los detalles y a ocuparse meticulosamente de los procedimientos, por eso a veces pierde de vista la síntesis del todo. Estas preguntas son:

1. Para reconocer la Presencia debo permanecer libre y desapegado. ¿A qué y a quién estoy ahora apegado, que me impide tener una clara visión y un acercamiento más íntimo?

2. Para reconocer la Presencia debo actuar como el Ángel Solar. ¿Puedo ahora discernir entre yo y ese Ángel solar?

3. Reconocer la Presencia significa que me estoy preparando para atravesar, como Ángel Solar, el portal hacia el Sendero de la Iniciación. En vista de esto ¿puedo explicarme con claridad cuáles son mis mayores cualidades y mis peores defectos?

4. Puedo definir con claridad, para mí, qué comprendo por

a. Yo, el discípulo,
b. Yo, el Ángel,
c. la Presencia.

Las primeras tres preguntas puede responderlas o no por escrito, como prefiera, y quizás le parezcan demasiado personales y confidenciales para escribirlas. Si es así, entonces conteste estas preguntas ante mi presencia y a mí, su hermano e instructor, en el primer día que el Sol se desplaza hacia el norte. Respóndalas con claridad y honestidad, haciéndolo en voz alta, a fin de que usted pueda oír su voz y prestar así una debida atención a su posición y actitud. Responda por escrito a las preguntas cuarta y quinta, lo más claramente posible.

5. Dilucide las siguientes frases, extraídas de una escritura muy antigua. Sugiero que reflexione sobre ellas cuidadosamente.

“Ante el trono de Dios, el ángel, con los demás ángeles, permanecieron y exclamaron: ‘Señor de mi vida, concédeme la fortaleza para hollar el sendero de la revelación, cruzar el mar de la oscura ilusión y enfrentar el camino iluminado de la tierra’. Dios respondió: ‘Ve, y ve muy lejos’.

“Ante el portal que se abre sobre el camino iluminado hacia la paz, el ángel permaneció solo y dijo: ‘Señor de mi vida, el camino de la revelación es el camino de la vida manifestada: el sendero de la oscura ilusión conduce a la luz que dispersa toda sombra. Trato de hollar el camino iluminado que conduce de regreso a tu Presencia. Ese camino aún está oscuro. ‘¿Qué haré?’ Dios respondió, ¿Acércate y entra en tu propia luz, y en esa luz, ve la Luz.

“Ante el portal de cada nuevo día, que encierra en sus selladas horas una responsabilidad ordenada, cada mañana permanezco y exclamo en voz alta: ‘Señor de mi vida,¿cómo puedo cumplir el deber de este día y sin embargo lograr el desapego? ¿Satisfaré toda necesidad y, sin embargo, me liberaré de las ligaduras y las obligaciones?’ Dios dijo, ‘El sol se acerca y vivifica la tierra. Nada puede extraer de la tierra. Vive tú así. ¡Da y nada pidas!’”

Hermano mío, reúna nuevamente a su alrededor a quienes buscan el Camino iluminado y de esta manera aprenda a darles de su sabiduría y a compartir con ellos lo que posee. Es su deber en los meses venideros. No le será fácil, pero lo ayudará a llevar a cabo el proceso del desapego. Comience con quienes están cerca, con los que lo conocen y lo aman, y juntos abran de par en par el portal para que hallen su camino los buscadores y, por el servicio prestado, puedan encontrar el camino hacia nosotros.

AAB/DK. DNE I.

C. D. P.

Enero de 1936

Desde el mes de mayo de 1934 al de 1935, hizo un real progreso, y aumentó notablemente su fortaleza espiritual interna. Los últimos seis meses marcaron un intervalo de grandes oscilaciones. Estuvo más sometido a la impresión externa y menos enfocado, como alma, en los planos sutiles. No hubo marcado beneficio. Dichos intervalos son inevitables; no debe sentirse deprimido siempre que continúen y una vez que sea consciente de su existencia. El sol se desplaza nuevamente hacia el norte y esto le proporciona una renovada oportunidad y la posibilidad de un intenso período en que se liberará de las exigencias de su naturaleza inferior, que tan poderosamente lo sujetan.

AAB/DK. DNE I.

Junio de 1936

Hermano mío:

Poco puedo hacer o decir. Hasta que “el sol se desplace hacia el norte” su trabajo es difícil y, sin embargo, de índole tan sencilla (cuando se explica con palabras) que quizá lo considere de poca importancia. No obstante, le digo con amor y cierta preocupación, que mucho depende de lo que realice, tanto para usted como para el grupo.

AAB/DK. DNE I.

H. S. D.

Noviembre de 1944

Desde el ángulo del esoterismo, que se ocupa del aspecto egoico de la vida, el tiempo es sencillamente la secuencia de estados de conciencia registrados por el cerebro físico. En realidad, en nada afecta al hombre espiritual interno. Debe saber –y esto es algo que todos los discípulos deben captar– que usted, el verdadero Ser, no necesita instrucciones. La tarea de todo Maestro consiste sólo en llamar la atención del hombre, por intermedio del cerebro físico, acerca de esa fase de la Sabiduría Eterna que su propia alma trata de hacerle captar. En realidad, usted recibió instrucciones a intervalos más breves y en más rápida sucesión que sus hermanos de grupo, debido a la inoportuna y ambiciosa demanda de su mente ágil e insatisfecha. Pero de ninguna manera asimilo lo impartido, ni practicó la meditación que necesita; por lo tanto, solo recibirá las instrucciones actuales del grupo después de que el sol se haya desplazado hacia el norte, e insinuaré a A.A.B. el momento propicio.

AAB/DK. DNE II.

Agosto de 1942

Instrucciones grupales

De los veinticuatro miembros originales del nuevo grupo simiente reorganizado, sólo dieciocho continúan trabajando en el plano físico. Dos de ellos pasaron a “la clara y fría luz” como se dice en el Tibet, o al más allá, pero aún colaboran activamente con el grupo, pues les imparto las mismas instrucciones. Sin embargo, puedo llegar a ellos más directamente, pues ya no existen las limitaciones impuestas por el cerebro físico. El último que pasó al más allá fue P.D.W.; el cuerpo astral fue el obstáculo que se interpuso durante un período excesivamente breve; ahora está centrado en el plano mental y trabajando conectado a mi Ashrama. C.D.P. está en proceso de liberarse de las limitaciones astrales, y cuando el sol se desplace hacia el norte también trabajará en forma completamente mental. Ambos me prestan un gran servicio en estos momentos de necesidad mundial, ella por su corazón comprensivo y total altruismo, él por su notable sabiduría.

AAB/DK. DNE II.

1949

Cristo y la futura Nueva Era

Al llegar al término de nuestra consideración del mundo actual y sus rayos dominantes, que actúan a través de las naciones y condicionan a los pueblos, tenemos un último punto que quiero dilucidar; pertenece al campo de la religión y concierne a la significación de la Navidad. Sabemos que, desde la noche de los tiempos, el período en que el sol se desplaza nuevamente hacia el norte ha sido siempre considerado como temporada festiva;  durante miles de años se lo ha asociado con la llegada del Dios‑Sol para salvar al mundo, traer luz y fructificación a la Tierra y, por medio de los afanes del Hijo de Dios, también esperanza a la humanidad. La época de Navidad es considerada, por los ignorantes, como la Festividad de Cristo exclusivamente, siendo destacada por las iglesias cristianas y testimoniada por todos los clérigos. Esto es verdadero y falso a la vez. El Fundador de la Iglesia Cristiana, Dios hecho carne, se valió de este período; llegó a nosotros en la oscuridad del año, iniciando una nueva era, donde la luz iba a ser la nota característica. Esto ha resultado verídico desde diversos ángulos, aún desde el puramente físico, ya que hoy tenemos un mundo iluminado, vemos por todas partes luz y las lóbregas noches tenebrosas de antaño van desapareciendo rápidamente. La luz ha descendido a la tierra en forma de “luz del conocimiento”. La educación, cuyo objetivo consiste en llevar a los hombres al “camino iluminado”, constituye hoy la nota clave de nuestra civilización y la mayor preocupación de todos los países. La eliminación del analfabetismo, el desarrollo de una verdadera cultura y la comprobación de la verdad en todos los campos del pensamiento y de la investigación, son hoy de mayor importancia en todos los países.Así, cuando Cristo proclamó (como realmente lo hizo), con los demás Salvadores y Dioses‑Soles, que Él era la Luz de los mundos, inauguró un período maravilloso donde la humanidad ha sido amplia y universalmente iluminada. Este período data del día de Navidad, hace dos mil años, en Palestina. Constituyó el más grandioso de los días de Navidad y su influencia emanante fue mucho más poderosa que la de cualesquiera de sus predecesores, los Portadores de la Luz, porque la humanidad estaba más preparada para recibirla. Cristo vino bajo el signo de Piscis, los Peces, signo del divino Intermediario en el sentido más elevado, o del médium en el más inferior; es el signo de muchos de los Salvadores del mundo y de los Reveladores de la divinidad que establecieron relaciones mundiales. Quisiera que observen esta frase. El mayor impulso que llevó al Cristo a realizar su especial tarea, fue el deseo de establecer rectas relaciones humanas. Ése es también el deseo, consciente o inconsciente, de la humanidad, y sabemos que algún día vendrá Aquel deseado por todas las naciones; las correctas relaciones humanas existirán en todas partes y la buena voluntad complementará esa realización trayendo la paz en todas las tierras y entre todos los pueblos.

AAB/DK. DN.


When the Sun Moves Northward: Being a Treatise on the Six Sacred Months: Containing the Mystic Ritual from The History of the Year and the Teaching concerning the Resurrection from Green Leaves. (1912). Mabel Collins.

Cuando el Sol se desplaza hacia el Norte de Mabel Collins

Uno de los primeros intentos en Occidente para dar a conocer la importancia del período luminoso del año (Uttarāyaṇa) entre el Solsticio de Inverno y el de Verano, fue el realizado por intermediación de Mabel Collins (1851-1927) a través del libro The History of the Year (1895) que más tarde (al ser mezclado con las enseñanzas sobre la Resurrección aparecidas el mismo año en otro de sus libros: Green Leaves) dió origen a When the Sun Moves Northward (1912).

Cuando el Sol se desplaza hacia el Norte explica el Calendario Ritual del Templo y es conciso y sugerente; en él se indica que el Festival primordial del segmento luminoso del año es el correspondiente al mes de Mayo asociado con el “Natalicio de Buddha”, pero dado que en el momento de la publicación original (1895) del Calendario Ritual ello no hacia mucho sentido puesto que en Occidente se asociaba entonces el “Nirvāṇa” con la aniquilación el énfasis fue puesto en la “Apertura de las Puertas del Templo”.

No puede comenzar ningún gran sacrificio durante el curso del Sol hacia el Sur. El Sur es territorio de Yama: Yama es el Dios de los Muertos. / Un Brāhmaṇa del Śatapatha-Brāhmaṇa indica: Cuando el Sol se desplaza hacia el Norte, está entre los dioses, protege a los dioses.

— Simpson, W. (1896). The Buddhist Praying Wheel: A collection of material bearing upon the symbolism of the wheel and circular movements in Custom and Religious ritual. 

Es el Tiempo el que quema a las criaturas, y es el Tiempo el que extingue el fuego.

Mahābhārata 

El Calendario Ritual (de Cuando el Sol se desplaza hacia el Norte)

Diciembre: El Mes de la Natividad

Enero: La Vigilia del Amor

Febrero: Vida Humana

Marzo: Muerte Humana

Abril: Viernes Santo y Pascua Florida o de Resurrección

Mayo: Transmutación


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