Acciones prácticas de los hombres de buena voluntad
Foster Bailey
Escrito en 1954 y revisado en 1970 y 1974.
Tratemos de entender un poco más profundamente el significado de la existencia de un grupo de esoteristas en el mundo que como grupo son mucho más importantes que cualquier institución particular, pues todas ellas son simplemente parte de dicho grupo. Tal grupo debe su existencia a la actividad planificada de la Jerarquía, que incluye el haber brindado cierta información. Con tal fin, consideraremos los orígenes de la Jerarquía y el tipo de hombres que la componen, así como su modo de trabajo. Ellos trabajan por la consecución de un Plan, del cual tenemos algún conocimiento aunque permanezca para nosotros todavía como algo vago, pero seguramente podremos aprehender algo del mismo si realizamos el esfuerzo necesario. También consideraremos el Discipulado y su posición en el mundo de hoy, ya que, según la Ley, sin los discípulos, los Maestros podrían hacer mucho menos por la humanidad que lo que hoy día realizan apoyándose en ellos. […]
Consideremos ahora como trabaja el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo, como trabajan los discípulos, y como es que los Maestros son sumamente hábiles en aprovechar cualquier oportunidad posible de servicio, al mismo tiempo que observamos lo necesitados que están de sus discípulos. Tomemos como ejemplo un hecho reciente en el cual A. A. Bailey fue el punto focal esencial.
Tres de nosotros nos reunimos un día en Nueva York: la Sra. Bailey, una dama de la Costa Oeste [Alice Ortíz] y yo mismo [Foster Bailey]. Me parecía que nuestras almas nos habían tomado del cuello y nos habían sentado ahí en ese cuarto de hotel y nos habían dicho: “Ahora piensen”. Los Estados Unidos iban a la zaga y no entrarían en la guerra. El presidente Roosevelt trataba de ejercer presión, pero estaba siendo acusado de ser un belicista. Nosotros sentíamos que algo más debía ser hecho. Yo había dado una conferencia a un grupo de 400 esotericistas en Nueva York y había comentado que creía que los Estados Unidos debían ir a la guerra, lo que había sido recibido con el más completo helado silencio. Debíamos hacer algo. Nuestra amiga dijo: “Vayamos a Washington. Pienso que podría arreglar una entrevista para ver al presidente.” Entonces dije: “¿Y qué haríamos una vez que lo viéramos?.” La Sra. Bailey entonces dijo: “Debemos hacerle llegar de alguna manera el mensaje de que la gente apoya aquello que él quiere hacer. Él está en una desesperada búsqueda de apoyo. Hagamos firmar una petición y hagámosela llegar.” El presidente necesitaba apoyo del público, lo que significaba que se necesitaba lograr cierta publicidad al respecto. Decidimos reunir un grupo de personas representando a cada uno de los Estados de la Unión para volar hasta Washington, reunirnos ahí cierto día, conseguir una audiencia con el presidente y hacerle llegar una resolución, para que de ello quedara constancia. Finalmente logramos reunir representantes de 36 Estados, algunos de los cuales llegaron por tren, pero la mayoría viajó por aire. Llegamos a Washington, tuvimos nuestra audiencia, comentamos a fondo nuestra resolución y enviamos un claro mensaje a la Casa Blanca. El tema era hacer algo, aún cuando supiéramos que quizás no lograríamos mucho.
Arribamos en Washington el día que Japón anunció al mundo que se unía a las Fuerzas del Eje [27 de Septiembre de 1940]. Esa misma mañana un senador conservador en la reunión del Congreso dijo: “¿Quienes son estas personas, belicistas pretenciosas, que volaron a Washington, tratando de lograr que nuestros muchachos sean asesinados en una guerra que no es nuestra?” El presidente Roosevelt lo escuchó y dijo que le gustaría reunirse con “esa gente”. Hubo una reunión de gabinete esa mañana a las 9:30 am para discutir la declaración de Japón. Más tarde, como a las 11:00 am fuimos conducidos hasta la oficina del presidente Roosevelt en la Casa Blanca. El editor de un gran periódico de la Costa del Pacífico leyó nuestra resolución al presidente, mientras éste permanecía sentado detrás de su escritorio, y todos nosotros permanecimos rodeándolo. Él dijo: “Esta es una muy buena resolución”, y estrechó una a una nuestras manos. Lo cual produjo cierta publicidad en los medios.
Conversación que un grupo de hombres y mujeres de buena voluntad sostuvo con el Presidente F. D. Roosevelt el 27 de septiembre de 1940 para manifestar su deseo de que los E. E. U. U. se unieran a las Fuerzas de la Luz durante la Segunda Guerra Mundial. [Fuente: Miller Center of Public Affairs]
Este incidente ejemplifica un procedimiento común de la Jerarquía, ya que doquiera las fuerzas del materialismo logran acertar un golpe contra la humanidad, la Jerarquía, permaneciendo alerta, siempre lo contrarresta de alguna manera. Por supuesto que no sería mucha diferencia si un grupo de personas viajaba a Washington para tratar de pasar una resolución, pero en este caso se realizó una acción por completo entonada con las intenciones de la Jerarquía, y justo a tiempo, por lo cual, tal acción pudo ser utilizada. Un canal especial fue creado que pudo llegar directamente a la Casa Blanca para compensar el ataque de las Fuerzas del Mal. Esta es una muestra de como la Jerarquía utiliza a sus discípulos y a las oportunidades que surgen en el camino. Ella trabaja de formas que nosotros ni siquiera imaginamos. Permanece alerta y expectante sobre todas las cosas que pasan. Y utiliza a cada discípulo, hasta el más lejano, y en muchas ocasiones el discípulo ni siquiera es consciente de estar siendo utilizado. Piensen en lo que significó para el Presidente Roosevelt y la gente a su alrededor, que luchaban por alinear a los Estados Unidos con las Fuerzas de la Luz, la noticia de que Japón se aliaba al enemigo. La decisión de Japón selló el destino de esa nación y nos trajo Pearl Harbour, eventos que muchos de nosotros agradecemos a Dios porque permitieron que finalmente los Estados Unidos jugara su parte, antes de que fuera demasiado tarde. Fue de gran significado que la prensa anunciara que justo en ese momento un grupo de personas volaba a Washington para decirle al presidente que debería unirse a los Aliados.
Estamos empezando a conocer un poco de la forma en que el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo trabaja y hemos encontrado que la vida pulsando a través de él es rítmica y sigue su propio patrón trianual.
El primer año de cada tres incluye un proceso de reintegración interna y condicionamiento subjetivo y recarga. Un subjetivo inventariado, por así decirlo, debe realizarse, mientras el trabajo exterior continúa. Es el tiempo de la maduración espiritual, de las decisiones esenciales y de las elecciones subjetivas, que es llevado a cabo de acuerdo al aspecto cualidad (el Alma) del grupo. Es también el tiempo de precipitación del nuevo fragmento de visión para el cual el grupo está listo.
El segundo año de cada tres mira el desenvolvimiento de los resultados de esta visión interna y de las elecciones subjetivas. Acciones son tomadas para el perfeccionamiento y el ajuste de los proyectos organizados todavía en curso y para la expansión requerida que debe ser iniciada a manera de que la vida entrante pueda encontrar expresión sin que su potencia sea interrumpida. En este período los problemas personales deben ser resueltos y el financiamiento planificado. Es también durante este período que la organización externa recibe renovada atención.
Entonces, durante el tercer año todo ello debe dar fruto en acciones sostenidas, fuertes, bien balanceadas y efectivas. Se nos ha dicho que este es el tiempo cuando el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo “asestan un golpe espiritual a la conciencia de la humanidad” [AAB/DK. EJ, 455]. La acción externa debe llevar las recién contactadas fuerzas a la conciencia humana y la oportunidad debe ser brindada a todos los hijos de los hombres. La respuesta del intento invocativo humano debe afluir y deviene el trabajo de los discípulos mundiales el utilizar cada canal o entrada a la conciencia humana, que ellos puedan crear.
Durante este período el grupo es utilizado directamente por la Jerarquía que en los períodos anteriores. Si la visión ha sido recibida sin distorsión durante el primer período, y si la preparación para el servicio ha sido inteligentemente llevada a cabo durante el segundo período, y si los obstáculos y las debilidades del organismo espiritual han sido removidas o remediadas, este tercer período será el más suave de los tres, en lo referente a la operación externa. Las relaciones del personal ejecutivo deberán ser armoniosas y libres de crítica y controversia. La maquinaria creada para el trabajo puede y debe funcionar casi automáticamente. El esquema es así establecido y todo mundo debe trabajar duramente conforme a él.
Existen otros varios ciclos de tiempo en la expresión de la vida del Logos Planetario tal y como funciona a través de la familia humana, pero este esquema básico tripartito puede encontrarse por doquiera. Estos períodos de tiempo tal como se manifiestan en nuestras consciencias no son exactos y pueden superponerse en alguna medida. Debemos recordar que nuestro calendario no es la mejor herramienta para medir la secuencia de eventos humanos en relación con los ciclos solares y planetarios.
Sabemos también que es posible lograr más en cada ciclo tanto en crecimiento como en servicio que lo requerido normalmente. Justo como cada aspirante individual puede lograr mucho más en avance sobre el Sendero y metas espirituales en cualquier encarnación que lo esperado por su Alma para dicho período. Esto es cierto para el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo y es también cierto para la humanidad como un todo. Sin embargo, el ritmo fundamental persiste y hacemos bien en tomar ventaja de ello.
Conforme el discípulo aceptado individual encuentra su campo de servicio y conscientemente se adhiere al equipo de miembros avanzados del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo descubre que inevitablemente su vida comienza a conformarse de acuerdo con el ciclo de tiempo del grupo mayor. Sus luchas y preocupaciones personales, sus miedos y los problemas de su personalidad, se vuelven cada vez más secundarios y automáticos, hasta que finalmente se encuentra libre de los mismos. Su vida se funde con la vida del grupo y de una forma inexplicable e inesperada alcanza mayor libertad espiritual.
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