Durante estos difíciles momentos de crisis durante la Invasión de Rusia a Ucrania, resultará útil recordar las palabras que el M. M. desde su Ashrama de 1º Rayo ha brindado al mundo a través del Humanista Ruso Nicholas Roerich (1874—1947):
214. La garantía de las Fuerzas de la Luz es la base grandiosa de la Nueva Vida. Yo afirmo que será bastante oscuro para los tenebrosos. Yo afirmo la Luz del futuro, la que a través de distintas voces encenderá al Mundo entero. Yo afirmo la Enseñanza como la revelación del Nuevo Mundo. Yo afirmo los más preciados conceptos como escalones de la vida. Yo afirmo que la oscuridad no podrá conquistar Nuestros signos. Yo afirmo la utilidad de los disturbios. Yo afirmo el esfuerzo de las fuerzas del Mundo Sutil hacia el plano terrenal. Yo afirmo las horas difíciles como el llamado de una trompeta. Yo afirmo la salvación de todos aquellos que Nos siguen. Yo afirmo la reunión de los muchos divididos miembros. Yo afirmo aquel sendero al amanecer en donde la decisión es una. Yo afirmo la fecha de la felicidad la que tiene como destino la salvación del Mundo.
215. No temamos los ataques de las tinieblas. Hay una multitud de aliados de la oscuridad, pero ellos son como ramas de una antorcha. Yo afirmo que el destino de los tenebrosos es oponerse a la Luz. Yo estoy convocando a la unidad, y en esto yace un gran experimento. Uno debe dar testimonio al Mundo; ¿Y no es el templo del espíritu un testimonio? Yo afirmo una nueva comprensión de la Jerarquía. Yo afirmo una nueva batalla por el Estandarte de la Luz.
Corazón. (1932). Agni Yoga. párrafos 214-215.
Aquí el Credo del Estandarte de la Luz, entonémoslo para “Que haya paz en la Tierra y que empiece en nosotros mismos”.
Credo a la Bandera Internacional de La Paz
Ante esta Bandera Universal, prometemos honrar este símbolo, luchando incansablemente por la paz.
Anhelamos que acaben las guerras entre las naciones, pero también que terminen las luchas entre hermanos y compatriotas y que las rencillas personales desaparezcan de la Tierra, para que reine el amor entre los hombres.
Sabemos que la Paz empieza en el corazón de cada hombre, la engendra cada uno dentro de sí mismo.
Por eso, ante esta Bandera que encarna el saludo de Cristo: “La Paz sea con vosotros”, postramos el Alma y nos comprometemos diciendo:
Prometo aquí solemnemente no albergar nunca más odio alguno.
Noche con noche me lavaré de cualquier resentimiento y sonreiré muy cordialmente en la oscuridad, a quien en ese día o en día distante me hizo daño.
Todos exigimos el desarme de los países. Más yo empezaré por desarmarme de represalias y venganzas.
Impediré que los niños y los jóvenes hereden los odios ancestrales de su nación contra otra nación.
Amaré como compatriotas a quienes no lo son y habiten en cualquier región del planeta, sin importarme las diferencias de raza, política o religión, pues no miraré lo que nos distingue y separa, sino aquello en que coincidimos, nuestra esencia divina.
De esta manera, llegará el día en que se derrumben murallas y fronteras y ya nadie se sienta extranjero en ninguna parte.
Prometo aquí solemnemente, ser cada día más el hermano de los hombres próximos o distantes, y convencerme por fin, que todos somos uno, por ser hijos de un mismo Padre: de Dios que se llama Amor.
En resumen, yo, ser humano, voy a ser pacífico, para llegar a ser un pacificador.
¡Que escuchen este juramento mi Consciencia, la Bandera de la Paz y Dios!
Escrito Magistralmente por la Dra. Emma Godoy.
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