Impulsos cíclicos

por Alice A. Bailey

Fuente: (Agosto, 1923). The Beacon, II (5), 65-8.

Nota: Editado con ligeras modificaciones apareció posteriormente en TSFC, 1034-9.

Una de las primeras cosas que el estudiante de ocultismo debiera recordar, al considerar la naturaleza de la actividad cíclica-espiral, es que tiene dos efectos.

1. Es una fuerza de atracción que agrupa los átomos giratorios de la materia en tipos y formas definidos, manteniéndolos así mientras lo exija la necesidad.

2. Gradualmente va siendo dominada por una vibración superior y distinta; por medio de su progreso en espiral, a través de la materia astral, sistemáticamente impele a esas formas a que se acerquen a un punto más fuerte de energía.

Dichos efectos se manifiestan claramente en la evolución del hombre, cuando a través de los ciclos se acerca uniformemente al centro de energía cíclica en espiral y por consiguiente a ese centro aún más grandioso, el de su “Padre en el Cielo”. El Ángel Solar o Ego, atrae primero al hombre animal, actuando cíclicamente sobre las envolturas materiales, otorgándoles coherencia e impulsándolas siempre a una relación más íntima con Él. Más tarde, a medida que se acrecienta el impulso, el hombre es impelido a relacionarse más definidamente con el aspecto monádico hasta serle impuesto ese ritmo superior. Esto también puede afirmarse de un Logos planetario y de un Logos solar.

Fig. 1. El Caduceo de Hermes sobre el Cáliz y el Símbolo de la N.E. (No forma parte del artículo original en The Beacon.)

La fuerza cíclica en espiral se manifiesta, como es de esperar, de siete maneras; las tres manifestaciones principales están simbolizadas por el Cetro de Iniciación de Sanat Kumara. El cetro que conocen más los hombres es el del Hierofante, el Bodhisattva, y consiste en una serpiente erecta y dos serpientes entrelazadas a su alrededor, representando entre otras cosas:

a. Las tres emanaciones,

b. Los tres mundos,

c. La columna vertebral y sus canales,

o esos factores principales que conciernen al iniciado, quien debe comprender algo de la naturaleza de la materia y lo que se halla ocultamente involucrado en esa expresión, su triple constitución, los tres mundos en los que tiene que desempeñar su papel y el instrumento que ha de utilizar. El Cetro del Bodhisattva está coronado por un diamante, no tan grande como el “Diamante Flamígero” del primer Kumara, pero sí de rara belleza. En el momento de la iniciación, cuando se extraen las fuerzas eléctricas, este diamante gira sobre su eje, representando la naturaleza giratoria de la materia atómica.

El Cetro de Sanat Kumara es mucho más complicado, y en vez del Cetro o Serpiente central erguida sobre la punta de su cola, tiene tres serpientes entrelazadas en espiral, y el Diamante Flamígero que lo corona irradia de tal manera que produce dos efectos:

1. Un aura esferoidal que se extiende alrededor de las serpientes entrelazadas, simbolizando el aspecto constructor de formas de la actividad de Vishnu.

2. De acuerdo a la iniciación que se recibe, en una parte de las serpientes entrelazadas se verá un reflejo, creando la ilusión de que el diamante asciende y desciende cíclicamente de la cúspide al lugar donde éste se refleja.

Al mismo tiempo, cada serpiente gira sobre sí misma y también alrededor de las otras, produciendo un efecto de belleza y brillo extraordinarios, simbolizando la fuerza giratoria-cíclica-espiral.

Los siete tipos de energía cíclica-espiral sugieren la naturaleza del Logos planetario que ellos representan y motivan las diferencias que existen entre los hombres, siendo responsables de la naturaleza de los ciclos, algo que a menudo pasa por alto. Con frecuencia los estudiantes discuten los períodos de duración de los Rayos, estableciendo fechas arbitrarias, tal como 2,500 años para que se manifieste determinado rayo. Solamente un rayo atraviesa su ciclo en ese período de tiempo, mientras que los otros son más extenso o más breves. Esta diferencia produce un gran efecto en los ciclos egoicos, y es responsable del tiempo que transcurre entre encarnaciones. Algunos Egos cumplen sus ciclos de encarnaciones y pralayas muy rápidamente, otros emplean incontables eones, por lo tanto es imposible determinar el “promedio” que existe en la aparición de los Egos en el plano astral, por ejemplo. Esto ha sido pasado por alto por el Sr. Leadbeater, aunque sus cifras probablemente se aproximan con relativa exactitud a sus ciclos de rayo personales.

Este hecho tiene relación con la afirmación de H. P. B. respecto al esfuerzo que efectúa la Logia cada cien años. Su más alto nivel de actividad se produce una vez cada siete ciclos bajo determinado tipo de fuerza cíclica que emana de la Logia. Todo lo que se origina en ese Rayo está controlado por el esfuerzo cíclico-espiral basado en el número 10 y sus múltiplos, hallando coincidentemente su más elevada vibración cíclica durante el último cuarto de cada siglo. Nuestros estudiantes modernos están propensos a olvidar que dicha actividad:

1. Sólo demuestra uno de los siete posibles tipos de fuerza.

2. Concierne principalmente a ese grupo de adeptos que pertenecen a esa línea particular de energía que afectará grandemente a todos los discípulos y personas que pertenecen a una línea similar. Al mismo tiempo, el trabajo iniciado ha sido aprobado por toda la Logia, porque es parte de la emanación de fuerza del Logos planetario.

3. Lógicamente tiene gran importancia debido a que esta energía de rayo es energía de uno de los tres Rayos mayores; pero en el proceso equilibrador será equiparada con una análoga actividad cíclica que emana de los otros dos Rayos mayores.

A este respecto, podría preguntarse cómo el gran Maestro del Segundo Rayo parecía estar aparentemente detrás del Movimiento Teosófico, un movimiento de Primer Rayo lanzado en 1875. Simplemente por dos cosas:

a. El rayo en el que se encuentra es el rayo sintético del Sistema Solar, y el rayo de fuerza que se expresa en el movimiento que estamos discutiendo es subsidiario de Su rayo.

b. Conexión kármica con el Maestro M.

Podría agregar aquí que cuando se reconozca esto, llegará a ser evidente que los descubrimientos científicos revolucionarios, que han tenido lugar en el transcurso de los siglos, tal como la formulación de la Ley de Gravedad, la circulación de la sangre, el descubrimiento de la naturaleza del vapor, esa forma de fenómeno eléctrico que el hombre ha controlado, y el más reciente descubrimiento del radio, constituyen en su propio sector (el del Mahachohan) algo análogo al esfuerzo hecho durante el último cuarto de cada siglo para estimular la evolución de los hombres por medio de la revelación de una parte de La Doctrina Secreta. Newton, Copérnico, Galileo, Harvey y los Curie, son, en su propia línea de fuerza, portadores de luz de igual categoría que H.P.B. Todos revolucionaron el pensamiento de su época, todos dieron un gran impulso a la capacidad del hombre para interpretar las leyes de la naturaleza y comprender el proceso cósmico; sólo aquellos que poseen una visión limitada no reconocerán la unidad de los innumerables impulsos de fuerza que emanan de la Logia Una.

El punto aquí, es que estos ciclos no coincidirán pues no todos duran cien años como el cíclico-espiral. Una idea del ciclo de impulsos emanantes del Mahachohan podrá obtenerse si consideramos las fechas de los más prominentes descubrimientos científicos desde la época de Platón; puede también establecerse el promedio en que ocurren los ciclos del Segundo Rayo, resumiendo las apariciones de los grandes Instructores en el transcurso de las épocas:

Las emanaciones de fuerza provenientes del Manu, las del Primer Rayo, son fácilmente ubicadas cuando se trata de las Razas-Raíces, y esto se hizo cuando se reconocieron las Razas y Subrazas. Lo que a menudo se pasa por alto es que cada uno de estos rayos de energía se demuestra:

1. Constructivamente por medio de los agentes constructores de formas.

2. Destructivamente por la capacidad de la fuerza para destruir antes de construir. De esta manera los ciclos pueden ser considerados desde dos ángulos.

Los estudiantes de una rama del Movimiento Teosófico han de reconocer que así como H.P.B. surgió de una oleada cíclica de energía con el fin de destruir las formas restrictivas existentes en los mundos de la ciencia y la religión, también su trabajo debe adaptarse en la actualidad al de otras emanaciones de fuerza, tales como el trabajo constructivo del Segundo Rayo conjuntamente con la energía del Séptimo Rayo.

Cuando los estudiantes aprendan a fusionar los ciclos de cien años del Primer tipo de energía con los igualmente poderosos impulsos del Segundo y Tercer Rayos, entonces se terminarán la controversia al respecto dentro de la Sociedad Teosófica de que de la Logia no surgirá ningún otro gran impulso sino hasta 1975. Ningún gran impulso en la línea del Primer Rayo de Voluntad o Poder surgirá de la Logia sino hasta esa fecha. Un impulso casi similar emanó de otra línea de fuerza cuando se descubrió la naturaleza del átomo, a través del estudio de la electricidad y de las sustancias radiactivas, y es inminente un impulso del Segundo aspecto. Es peligroso que los estudiantes de visión limitada dogmaticen respecto a esta cuestión de los ciclos.

Aparte de los impulsos cíclicos, que surgen continuamente y se superponen, correlacionan y entremezclan, hay muchos que podríamos llamar impulsos menores (y el ciclo de cien años a que se refiere H. P. B. es sólo uno de los impulsos menores, existiendo un ciclo de 1,000 años mucho más importante). Hay ciclos más vastos, de 2,500 años, de 7,000 años, de 9,000 años, de 15,000 años y muchos otros que sólo los iniciados avanzados los conocen o pueden comprenderlos; pueden irrumpir durante cualquiera de los impulsos menores y aparecer inesperadamente, dentro de lo que el hombre común entiende; sin embargo, sólo son esos impulsos, que vuelven a sugir, puestos en movimiento cíclico hace quizás miles de años.

Debemos recordar que la afirmación de H.P.B. es correcta respecto al impulso de Primer Rayo, pero no así las de sus seguidores, porque niegan y pasan por alto los otros seis tipos de impulsos, de igual o mayor importancia, que pueden emanar cíclicamente de la Logia, y a los cuales responderán aquellos que vibran con ese particular tipo de energía.

Fig. 2. Ciclos de Rayo según AAB/DK. (No forma parte del artículo original en The Beacon.)

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