Iniciaciones Mayores y Menores.
[e144]
[i176] Al
tratar las distintas iniciaciones, será de valor para el estudiante
recordar que el gran momento, en que el hombre salió del reino
animal y pasó al humano, denominado en muchos libros de esoterismo
el "momento de la individualización", fue en sí
una de las más grandes iniciaciones. La individualización
es la captación consciente por el yo, de la relación
que tiene con todo lo que constituye el no-yo y en este gran proceso
iniciático, como en todos los posteriores, el despertar de
la conciencia es precedido por un período de gradual desarrollo;
el despertar es instantáneo en el momento que se produce la
primera autorrealización y siempre va seguido por otro período
de gradual evolución, período que, a su vez, conduce
a una crisis ulterior denominada iniciación. En un caso, tenemos
la iniciación en la existencia autoconsciente; en el otro la
iniciación en la existencia espiritual.
Estos conocimientos o expansiones de
conciencia, están regidos por la ley natural, y toda alma,
sin excepción., los experimenta a su debido tiempo.
Cada ser las obtiene diariamente en menor grado, a medida que aumenta
gradualmente su comprensión y experiencia de la vida, pero
únicamente se convierten en iniciaciones en la sabiduría
(diferentes de las expansiones del conocimiento) cuando el conocimiento
adquirido ha sido: [i177]
a. Buscado conscientemente.
b. Aplicado a la vida en forma autosacrificada.
c. Empleado en servicio de los demás,
voluntariamente.
d. Utilizado inteligentemente en bien
de la evolución.
Sólo almas de cierta experiencia
y desarrollo realizan estas cuatro cosas en forma consciente y perseverante,
trasmutando el conocimiento en sabiduría y la experiencia en
cualidad. El hombre común trasmuta la ignorancia en conocimiento
y la experiencia en facultad. Sería de utilidad que todos reflexionaran
sobre la diferencia entre la cualidad inherente y la facultad innata;
una es la propia naturaleza de budi o sabiduría, la otra de
[e145] manas
o mente. La unión de ambas, por medio del esfuerzo consciente
del hombre, trae por resultado una iniciación mayor.
Estos resultados se logran de dos maneras:
Primero, por el propio esfuerzo del hombre, que a su debido tiempo
lo conduce a descubrir su propio centro de conciencia, a ser guiado
y dirigido plenamente por el regidor interno o ego y a develar, tras
intenso esfuerzo y penosas tentativas, el misterio del universo, oculto
en la sustancia material, energetizada por Fohat. Segundo, por el
esfuerzo del hombre, complementado por la amorosa colaboración
inteligente de los Conocedores de la raza, los Maestros de Sabiduría.
En este caso el proceso es más rápido, pues el hombre
recibe instrucción si lo desea y, en consecuencia, cuando ha
proporcionado por su parte las correctas condiciones, se pone a su
disposición el conocimiento y la ayuda de Quienes alcanzaron
la meta. Para beneficiarse con esta ayuda debe trabajar con el material
de su propio cuerpo, introduciendo en él material adecuado
en forma ordenada y, por lo tanto, debe aprender a discernir al seleccionar
la materia y también comprender las leyes de la vibración
y de la construcción. Esto entraña, en cierto modo,
el dominio de las leyes que rigen los [i178]
aspectos Brahma y Vishnu; significa
poseer la facultad. de vibrar con precisión atómica
y desarrollar la cualidad de atracción, base del aspecto constructivo
o Vishnu.
Además debe equipar su cuerpo
mental, para ser un expositor y transmisor y no un factor obstaculizante
como hasta ahora. Análogamente, debe desarrollar una actividad
grupal y aprender a trabajar coordinadamente con otras unidades. Esto
es lo principal que el hombre debe lograr en el sendero de la iniciación,
y cuando ha trabajado sobre ello , encontrará el Camino, lo
verá con claridad y entonces ingresará en las filas
de los Conocedores.
Otro punto que debe recordarse es que
el esfuerzo por lograr que la gente colabore inteligentemente con
la Jerarquía y se entrene para ingresar en las filas de la
Logia es, como ya se indicó, un esfuerzo especial (comenzado
en los días atlantes y continuado hasta hoy) hecho por la Jerarquía
del planeta y, en gran parte, de índole experimental. El método
por el cual un hombre asume su lugar consciente en el cuerpo
de un Hombre celestial, difiere en los diferentes esquemas planetarios;
el Hombre celestial que utiliza nuestro esquema planetario, como Su
cuerpo de manifestación, elige trabajar en modo particular,
durante este período especial, para lograr Sus propios propósitos
específicos. Constituye parte del proceso de vitalizar uno
de Sus centros y vincular Su centro cardíaco con su correspondiente
conexión en la cabeza. A medida que otro de Sus centros se
vitaliza y entra [e146]
en plena actividad, pueden emplearse
otros métodos para estimular las células de Su cuerpo
(las mónadas dévicas y humanas), pero por el momento,
el Cetro cósmico de la Iniciación aplicado al Hombre
celestial, en forma análoga a como se le aplican al hombre
los cetros menores, es utilizado de tal manera, que produce ese estímulo
específico demostrado por la actividad del hombre que se halla
en los senderos de probación y de iniciación. [i179]
El hombre debe reconocer la naturaleza
cíclica de la iniciación y el lugar del proceso en tiempo
y espacio. Éste es un período especial de la actividad
en el ciclo de un Hombre celestial, y se desarrolla en nuestro planeta
como un vasto período de prueba o de confrontación iniciática,
siendo también un período de vitalización y oportunidad.
Ahora debemos tratar de comprender que
la iniciación puede considerarse que tiene lugar en los tres
planos de los tres mundos, y debe tenerse presente la idea del valor
relativo de la unidad o célula y su ubicación en el
cuerpo de un Hombre celestial. Conviene hacer resaltar que las iniciaciones
mayores o de manas, se reciben en el plano mental y en el cuerpo causal.
Señalan su punto de evolución, donde la unidad reconoce
prácticamente y no sólo en teoría, que es idéntica
al divino Manasaputra, en Cuyo cuerpo ocupa su lugar. Pueden recibirse
iniciaciones en el plano físico, en el astral y en el mental
inferior, pero no se las considera mayores ni son estímulos
conscientes, coordinados y unificados, que abarcan al entero hombre.
Un hombre, por consiguiente, puede recibir
la iniciación en cada plano, pero sólo son consideradas
iniciaciones, en el verdadero sentido de la palabra, las que señalan
su trasferencia del cuaternario inferior a la Tríada, y únicamente
son iniciaciones mayores aquellas en que el hombre transfiere su conciencia
del cuaternario inferior a la Tríada. Tenemos así tres
grados de iniciaciones:
Primero, las iniciaciones en que el
hombre transfiere su conciencia desde los cuatro subplanos inferiores
de los planos físico, astral y mental respectivamente, a los
tres subplanos superiores. Cuando esto se efectúa en el plano
mental, el hombre es conocido técnicamente como discípulo,
iniciado y adepto. Utiliza entonces cada uno de los tres subplanos
superiores del plano mental como punto de partida, [i180]
para salir totalmente de los tres
mundos de la manifestación humana y pasar, a la Tríada.
Por lo tanto, es evidente que lo que podríamos considerar como
iniciaciones menores pueden recibirse en los planos físico
y astral, bajo el control consciente de sus tres subplanos superiores.
Son verdaderas iniciaciones, [e147]
pero no hacen al hombre lo que llamamos
técnicamente un Maestro de Sabiduría, sino sencillamente
un adepto de grado inferior.
Segundo, las iniciaciones en que el
hombre transfiere su conciencia de un plano a otro, en lugar de un
subplano a otro. Es un punto que debe reconocerse cuidadosamente.
Un verdadero Maestro de Sabiduría no sólo ha recibido
las iniciaciones menores mencionadas, sino que ha dado los cinco pasos
que involucran control consciente de los cinco planos de la evolución
humana. Le falta recibir las dos iniciaciones finales que lo convertirán
en un Choan de sexto grado y en un Buda, antes de que ese control
se extienda a los dos planos restantes del sistema solar. Por lo tanto,
es correcto hablar de siete iniciaciones. Sin embargo, sería
igualmente correcto enunciar cinco, diez o doce iniciaciones. El tema
es un poco complicado para los estudiantes esoteristas a causa de
ciertos factores misteriosos, acerca de los cuales ellos nada saben,
y que por ahora son incomprensibles. Estos factores se basan en la
individualidad del Hombre celestial Mismo e involucra misterios tales
como Su karma particular, el objetivo que puede tener en vista en
cualquier ciclo particular y la trasferencia de la atención
puesta sobre el ego cósmico de un Hombre celestial a Su reflejo,
el evolucionante Hombre celestial de un sistema solar.
También puede descubrirse otro
factor en ciertos períodos de estímulo y de acrecentada
vitalización, tales como el que produce una iniciación
cósmica. Estos efectos externos traen lógicamente ciertos
[i181] resultados
en las unidades o células del cuerpo del Hombre celestial y
provocan, con frecuencia, acontecimientos imprevistos y aparentemente
inexplicables.
Tercero, iniciaciones en las que un
Hombre celestial puede recibir una iniciación mayor o menor,
implicando así toda Su naturaleza. Por ejemplo, cuando tuvo
lugar la individualización durante la época lemuriana
o la tercera raza raíz, y en este ciclo vino definitivamente
a la manifestación la familia humana, significó una
iniciación mayor para nuestro Hombre celestial. El actual estímulo
del esfuerzo jerárquico, conduce a una iniciación menor.
Cada cielo ve la iniciación mayor de un Hombre celestial, recibida
en uno de los globos, y de allí provienen las complicaciones
y los muchos temas para pensar.
A los tres puntos mencionados puede
agregarse brevemente de la entrada y salida de cualquier rayo particular.
Lo poco [e148]
que puede decirse sobre este punto
que ofrece la mayor dificultad, podría resumirse en las tres
afirmaciones siguientes: Primero, las iniciaciones recibidas en los
cuatro rayos menores no poseen la misma cualidad que las iniciaciones
recibidas en los tres mayores. Esto se complica parcialmente por el
hecho de que en el esquema planetario, durante la evolución
cíclica, un rayo menor puede considerarse temporariamente como
rayo mayor. Por ejemplo, en el actual momento de nuestro esquema planetario,
el séptimo Rayo de Ley u Orden Ceremonial es considerado mayor,
por ser un rayo de síntesis, en el cual el Mahachoan fusiona
Su trabajo. Segundo, las tres primeras iniciaciones se reciben en
el rayo del ego y vinculan al hombre con la Gran Logia Blanca; las
dos últimas se reciben en el rayo de la mónada y producen
un definido efecto en el sendero de servicio que luego escogerá
el adepto. Esta afirmación debe relacionarse con la expuesta
anteriormente, donde se dice que la quinta iniciación convertía
al hombre [i182]
en miembro de la Gran Logia o Hermandad
de Sirio, siendo literalmente la primera de las iniciaciones de Sirio.
La cuarta iniciación es la síntesis de las iniciaciones,
en el Umbral de la Logia de Sirio. Por último, de acuerdo al
rayo en que se recibe la iniciación, depende grandemente el
siguiente sendero de servicio.
El Día de la Oportunidad.
Cabría preguntar aquí
qué valor tiene esta información para el estudiante.
Como ilustración es conveniente que reflexione sobre la significación
de la entrada del actual Rayo de Ley Ceremonial o Magia, que se relaciona
con las fuerzas constructivas de la naturaleza y se refiere a la inteligente
utilización de la forma por el aspecto vida. Es mayormente
el rayo del trabajo ejecutivo y tiene por objeto construir, coordinar
y producir cohesión en los cuatro reinos inferiores de la naturaleza.
Se caracteriza principalmente por la energía manifestada en
el ritual, pero esta palabra no debe restringirse a su actual empleo
en el ritual masónico o religioso. Su aplicación es
mucho más amplia e incluye los métodos de organización
manifestados en todas las comunidades civilizadas, como en el mundo
del comercio y las finanzas y las grandes empresas comerciales, observados
en todas partes. Ante todo, el interés reside en que el rayo
ofrece oportunidad a las razas occidentales, y mediante esta fuerza
vital de la organización ejecutiva, de gobierno por la regla
y el orden, el ritmo y el ritual, llegará una época
en que las razas occidentales (con su activa mente concreta y su amplia
capacidad para los negocios) [e149]
podrán recibir la iniciación
-iniciación que, como debe recordarse, se recibirá en
un rayo que temporariamente se reconoce como rayo mayor. Gran número
de iniciados [i183]
que obtuvieron el grado de adepto
en el último ciclo, fueron orientales y los que tuvieron oportunamente
cuerpos hindúes. Este ciclo fue regido por el sexto rayo, que
ahora va desapareciendo, y los dos precedentes. Manteniendo el equilibrio
llegará el momento en que se observará un período
de realizaciones de parte de los occidentales, en un rayo apropiado
a su tipo mental. Es interesante observar que el tipo oriental logra
su objetivo a través de la meditación con un mínimo
de ritual y organización ejecutiva, y que el occidental lo
logrará, en parte, mediante la organización que la mente
inferior produce y por un tipo de meditación donde la intensa
concentración comercial podría considerarse como ejemplo.
La aplicación de la mente en forma unilateral de un hombre
de negocios europeo o americano, puede ser considerada como un tipo
de meditación. Cuando se purifique el móvil que subyace
en esa concentración, llegará el día de la oportunidad
para los occidentales.
Aprovechando el actual día de
oportunidad y dando cumplimiento a las reglas para hollar el sendero,
llegará para muchos occidentales la oportunidad de dar estos
pasos. La encontrará el hombre que está preparado, en
el lugar donde se halle y en las circunstancias familiares de su vida
diaria. La descubrirá en el cumplimiento del deber, en saber
sobreponerse a las pruebas y experiencias y en esa íntima adhesión
a la voz del Dios interno, que distingue a todo aspirante a la iniciación.
La iniciación implica las cosas que lleva a cabo diariamente
quien se esfuerza conscientemente en entrenarse a sí mismo:
el Maestro (ya sea el Dios interno o el Maestro del hombre, si es
consciente de Él) le señala el siguiente punto a alcanzar
y el trabajo que debe realizar y le explica la razón de ello.
Entonces el Instructor se aparta y observa la realización del
aspirante. A medida que observa, reconoce los puntos de crisis donde
la aplicación de una prueba logrará una o dos [i184]
cosas, enfocará y dispersará
cualquier mal aún no vencido -si se puede emplear este término-
y demostrará al discípulo sus flaquezas y sus fuerzas.
En las grandes iniciaciones se emplea el mismo procedimiento, y la
capacidad del discípulo para vencer estas Pruebas y etapas
mayores, depende de su capacidad para enfrentar y vencer las pruebas
menores diarias. "Aquel que es leal en lo poco, lo es también
en lo mucho". Esta afirmación esotérica debe en
realidad caracterizar la actividad diaria del verdadero aspirante;
lo "mucho" es trascendido y se deja atrás, porque
es considerado simplemente como una intensificación [e150]
de lo normal, y ningún iniciado
pasó la gran prueba de la iniciación si no se ha acostumbrado
a pasar las pruebas menores todos los días de su vida. Entonces
las considera normales y como la trama usual de su vida cuando tropieza
con ellas. Cuando se alcanza y se mantiene esta actitud mental, no
habrá sorpresas ni posibles fracasos.
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