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Prólogo |
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El
tema que se refiere a la Iniciación ejerce una gran fascinación
sobre los pensadores de todas las escuelas de pensamiento, y hasta
los escépticos y los dispuestos a la crítica, quisieran creer en
la posibilidad de esta realización final. A quienes no creen que
tal meta es posible, se les ofrece este libro por su valor y por
la formulación de una interesante hipótesis. A aquellos que esperan
tal consumación de todos sus. esfuerzos se les ofrece este libro
con la esperanza de que les sirva de inspiración y ayuda. Los
pensadores occidentales de la actualidad, sostienen una gran
diversidad de puntos de vista sobre este trascendental tema. Algunos
creen que no es de suficiente importancia inmediata como para
merecer su debida atención, y que si el hombre común sigue el sendero del
deber y le presta atención a todos sus problemas, con mente elevada,
llegará a destino. Sin duda alguna esto es verdad; no obstante,
a medida que la capacidad de servir acrecentadamente y el desarrollo
de los poderes que deben emplearse para ayudar a la raza, constituyan
la recompensa del hombre dispuesto a realizar el mayor esfuerzo
y a pagar el precio que demanda la iniciación, quizás este libro
sirva a alguien de acicate para la realización, que de otro modo
hubiera ido hacia su meta lentamente y a la deriva. Así llega
a ser dador y no el que recibe ayuda. Otros
consideran errónea la enseñanza expuesta en los distintos libros
que tratan el tema de la iniciación. La iniciación ha sido presentada
como algo fácil de lograr y que no exige tal rectilud de carácter
como sé ha creído. Los siguientes capítulos demostrarán que la crítica
no es inmerecida. La iniciación es muy díficil de lograr; exige
la estricta disciplina de la entera naturaleza inferior y una vicia
de renunciamiento y de abnegada devoción. También debe tenerse presente
que la ensetianza primitiva es correcta en su esencia, aunque empequeñecida
en su interpretación. Aún
hay quienes se interesan en ello, pero consideran que las posibilidades
implicadas son demasiado avanzadas para ellos y que no deben tratarlas
en esta etapa de su evolución. Este libro intenta poner de manifiesto
que aquí y ahora, el hombre común puede comenzar a desarrollar
el carácter y sentar las bases
del conocimiento necesario para obtener la debida preparación, antes
de poder hollar el sendero del discipulado. En esta forma todos
los hombres y mujeres, si lo desean, pueden recorrer el sendero
de probación a fin de prepararse para el discipulado. Centenares de personas, en Oriente y Occidente, avanzan hacia esta meta y en la unidad del único ideal, en común esfuerzo y aspiración, se reunirán ante el único portal. Entonces se reconocerán como hermanos, separados sólo por el idioma y la aparente diversidad de creencias, pero teniendo fundamentalmente la misma y única verdad y sirviendo al mismo Dios. ALICE A. BAILEY Nueva
York, 1922. |
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