[e109]
[i126] Los
Cetros de Iniciación son de cuatro tipos:
1. Cósmico, utilizado
por un Logos cósmico en las iniciaciones de un Logos solar
y en la de los tres principales Logos planetarios.
2. Del sistema, utilizado por un Logos solar en las iniciaciones
de un Logos planetario. Nada tenemos que ver con la iniciación
cósmica; concierne a la ampliación de conocimientos
que están más allá de la comprensión del
iniciado más elevado de nuestro sistema solar. Las iniciaciones
del sistema nos conciernen sólo en ínfima medida porque
son de tan vasta escala que la mente humana común no puede
concebirlas. El hombre valora estas iniciaciones únicamente
por los efectos que producen en el esquema planetario que le puede
concernir. Esto sucede particularmente si el esquema en que desempeña
su microscópica parte, constituye el centro en el cuerpo logoico
que recibe el estímulo. Cuando esto acontece tiene lugar la
iniciación de su propio Logos planetario, en consecuencia,
él (como cuerpo celular) recibe un estímulo suplementario,
juntamente con los demás hijos de los hombres.
3. Planetario, utilizado por un Logos planetario para fines
iniciáticos y para la tercera, cuarta y quinta iniciaciones
mayores y las otras dos superiores. En la iniciación planetaria,
el Cetro de Poder, manejado por el Logos solar, está cargado
de fuerza eléctrica pura, procedente de Sirio, recibida por
nuestro Logos durante el período secundario de la creación,
de manos de esa gran Entidad que es el Señor de los Señores
del Karma. Es depositario de la Ley durante la manifestación
y representante en [i127]
el sistema solar de la Hermandad
de Sirio, cuyas Logias actúan como Jerarquías esotéricas
en los diferentes planetas. Además, ayudado por el Logos solar,
confiere poderes a los distintos iniciadores; les comunica secretamente
la palabra que les permite hacer descender la fuerza eléctrica
pura para cargar los cetros a Su cargo, revelándole el peculiar
secreto de su particular esquema planetario.
4. Jerárquico, utilizado por una Jerarquía esotérica
para las [e110]
iniciaciones menores, y por el Bodhisattva en las dos primeras
iniciaciones manásicas.
Cuando el hombre
se individualizó en los días de Lemuria, fue por la
aplicación del Cetro de la Iniciación al Logos de nuestra
cadena terrestre, y puso en actividad ciertos centros de Su cuerpo,
con sus correspondientes grupos. Dicha aplicación produjo literalmente
el despertar de la vida al trabajo inteligente en el plano mental.
El hombre animal era consciente en los planos físico y astral;
por el estímulo del cetro eléctrico, adquirió
conciencia en el mental. Así se coordinaron los tres cuerpos
y el Pensador fue capaz de funcionar en ellos. Todos los Cetros de
las Iniciaciones producen determinados efectos:
Estimulación
de los fuegos latentes hasta que ardan.
Sintetización
de los fuegos mediante una actividad oculta, que los ubica dentro
del alcance mutuo.
Intensificación
de la actividad vibratoria de algún centro, sea en el hombre,
en un Hombre celestial o en un Logos solar.
Expansión
de todos los cuerpos, pero principalmente el causal.
Despertar
del fuego kundalini (o fuego latente en la base de la columna vertebral)
y su encauzamiento en progresión ascendente. Este fuego y el
de manas son [i128]
dirigidos en ciertas direcciones
-o triángulos- siguiendo al Cetro a medida que se mueve en
forma específica. Hay una definida razón esotérica,
de acuerdo a las leyes de la electricidad, detrás del hecho
conocido de que todo iniciado presentado al Iniciador va acompañado
por dos Maestros, que permanecen a cada lado del iniciado, constituyendo
los tres un triángulo que posibilita el trabajo.
La
fuerza del Cetro es doble y su poder enorme. Si el iniciado estuviera
solo no podría recibir el voltaje del Cetro sin ser dañado
seriamente, pero en la transmisión triangular no hay riesgo.
Debe recordarse que dos maestros apadrinan a todo aspirante a la iniciación
y representan los dos polos del Todo eléctrico. Parte de Su
función consiste en estar al lado de los aspirantes cuando
se presentan ante el Gran Señor.
Cuando el Iniciador empuña los
cetros desde Su posición de poder, en períodos prefijados,
aquellos actúan como transmisores de la fuerza eléctrica
desde niveles muy elevados, tan elevados, que en las iniciaciones
sexta y séptima el "Diamante Flamígero" transmite,
por medio del Logos, fuerza completamente ajena al sistema. Este Cetro
mayor es el que se utiliza en este planeta, [e111]
pero hay en el sistema solar varios
Cetros de Poder, de tres grados, si así puede expresarse.
En las dos primeras iniciaciones se
emplea un Cetro de iniciación manejado por el Gran Señor,
magnetizado por la aplicación del "Diamante Flamígero",
magnetización que se repite para cada nuevo Instructor del
Mundo. Entonces tiene lugar una maravillosa ceremonia en el momento
en que el nuevo Instructor toma posesión de su cargo, donde
recibe su Cetro de Poder -el mismo Cetro que se ha utilizado desde
la fundación de nuestra Jerarquía planetaria- y lo extiende
al Señor del [i129]
Mundo, que lo toca con Su propio
poderoso Cetro, cargándolo nuevamente con capacidad eléctrica.
Esta ceremonia tiene lugar en Shamballa.
El Cetro de Iniciación llamado
"Diamante Flamígero" es empleado por Sanat Kumara,
el Iniciador Uno, el cual se halla oculto en "Oriente",
velando el fuego que irradia la Religión de la Sabiduría;
fue traído desde Venus por el Señor del Mundo y una
vez en cada período mundial se lo somete a un proceso similar
al del Cetro menor; entonces se recarga por acción directa
del Logos Mismo del sistema solar. Tan solo el Señor del Mundo
y los Chohanes de los Rayos conocen la ubicación exacta de
ese Cetro y por ser el talismán de nuestra evolución,
su principal guardián es el Chohan de segundo rayo -bajo la
autoridad del Señor del Mundo- siendo ayudado por el Señor
Deva del segundo plano. Los Budas de Actividad son responsables de
su custodia, y subordinado a Ellos se halla el Chohan del rayo. Es
utilizado en momentos determinados cuando debe hacerse un trabajo
específico, no sólo en las iniciaciones de los seres
humanos, sino en ciertas funciones planetarias sobre las cuales actualmente
nada sabemos. Tiene su lugar y función en ciertas ceremonias
relacionadas con la ronda interna y con el triángulo formado
por la Tierra, Marte y Mercurio.
El propósito de los Cetros de Poder.
En el cetro de un monarca se halla oculto,
en esta época, el simbolismo de estos Cetros. Se los reconoce
como símbolos de cargo y de poder y aunque esto no es generalmente
reconocido, son de origen eléctrico y su verdadera significación
se refiere al estímulo dinámico de quienes tienen cargos
subordinados, que están bajo su contacto, inspirándolos
así a una acrecentada actividad y servicio en bien de la raza.
[i130]
El gran Cetro de Poder del Logos
Mismo está oculto en el sol. Recapitulando, la ubicación
esotérica de los distintos cetros es la siguiente: [e112]
El Cetro del Bodhisattva
se halla oculto en "el corazón de la sabiduría",
es decir, en Shamballa.
El
Cetro del Iniciador Uno se halla oculto en "Oriente", ubicación
definidamente planetaria.
El
Cetro del Logos solar se halla oculto en "el corazón del
sol", esa misteriosa esfera subjetiva que subyace detrás
de nuestro sol físico, el cual es sólo la envoltura
protectora.
El
Cetro del Logos cósmico, asociado con nuestro Logos solar,
se halla oculto en ese punto central de los cielos a cuyo alrededor
gira nuestro sistema solar, denominado "sol central espiritual".
En Shamballa se
recarga un Cetro para cada nuevo Instructor del Mundo. El Cetro de
Sanat Kumara se recarga cada nuevo período mundial, por lo
tanto siete veces en la historia de un esquema planetario. El Cetro
logoico de Poder se electrifica en cada nuevo período de la
creación o para cada sistema solar, a través del cual
se manifiesta el Logos, así como se manifiesta el hombre por
medio de la vida de su cuerpo físico. Las dos primeras ceremonias
se efectúan en Shamballa, lugar sagrado de la manifestación
planetaria, ubicación central en nuestro planeta físico
que corresponde al corazón de un ser humano. Muchos lugares
de la superficie de la tierra son, por ejemplo, famosos por sus propiedades
curativas, y se destacan porque constituyen puntos magnetizados, y
sus propiedades magnéticas se manifiestan como influencias
curativas. El reconocimiento de dichas propiedades por el hombre es
sólo el preámbulo de un reconocimiento posterior y más
definitivo, que ocurrirá cuando la visión etérica
esté normalmente desarrollada. [i131]
Dichos lugares son magnetizados de tres
modos:
1. Por Sanat Kumara, actuando
a través del Manu. Esto ocurre cuando es deseable formar un
punto central magnético, que por su poder atractivo agrupa,
en un todo coherente, a una raza, nación o gran organización.
Toda nación tiene su "punto magnético" formado
de materia etérica, por la aplicación del "Diamante
Flamígero" a los éteres; constituye el corazón
nacional y la base del carácter nacional. Por lo general, aunque
no invariablemente, la ciudad principal de una nación se construye
alrededor de dicho punto.
2. Por Sanat Kumara, actuando
a través del Bodhisattva. En [e113]
este caso, la fuerza eléctrica
del Cetro es manejada para atraer más estrechamente las influencias
que se manifiestan en las grandes religiones mundiales. El Cetro menor
de Poder se utiliza aquí junto con el mayor. Por medio de ambos
es emitida la cualidad atractiva o nota clave, de cualquier religión
u organización con base religiosa.
3. Por Sanat Kumara, actuando
a través del Mahachohan. Por el manejo del Cetro de Poder se
ponen en coherente actividad los puntos magnéticos focales
de las grandes organizaciones que afectan la civilización y
la cultura de un pueblo.
Todas
las organizaciones del plano físico -gubernamentales, religiosas,
culturales- son la actuación de causas y fuerzas internas
y antes de que aparezcan definitivamente en manifestación física,
tiene lugar en los niveles etéricos una centralización
-si así puede decirse- de estas influencias y energías.
La Francmasonería es un ejemplo de ello, pues tiene dos centros
magnéticos, uno de ellos en Europa Central. En todos los casos
citados, el Señor del Mundo fue el oficiante, como lo es siempre
en la fundación de todos los grandes e [i132]
importantes movimientos. En todos
los movimientos menores para ayudar a la raza, iniciados por los Maestros
que actúan a través de Sus discípulos, se invoca
la ayuda del Bodhisattva y se emplea el Cetro menor de Poder.
Cuando los discípulos inician
un movimiento, en escala relativamente ínfima, el Maestro con
Quien trabajan puede también ayudarlos y, aunque no maneje
el Cetro de Poder, dispone de métodos apropiados para estimular
y lograr coherencia en el limitado esfuerzo de Sus fieles seguidores.
Así se utilizan los Cetros de la Iniciación y las Palabras
de Poder en todos los sectores de la vida humana. El gobierno del
mundo actúa bajo la ley y el orden y todo el esquema es interdependiente.
Volvamos al tema de la iniciación
humana y al de los Cetros de Poder. En el momento de la ceremonia
de la iniciación, después de las dos grandes revelaciones,
llega un momento de completo silencio, y en el intervalo, el iniciado
comprende en sí mismo el sentido de Paz. Se encuentra
como si fuera en un vacío, donde aparentemente nada puede alcanzarlo;
está por breves instantes entre la tierra y el cielo, inconsciente
de todo, pero consciente del significado de las cosas tal cual son,
reconociendo su propia divinidad esencial y la parte que debe desempeñar
cuando, desde la cámara del Concilio del Cielo, vuelva nuevamente
a servir en la Tierra. No siente ansiedad, temor ni duda. Ha entrado
[e114] en
contacto con la divina "Presencia" y ha percibido la visión.
Sabe lo que debe hacer y cómo hacerlo y la paz y el gozo inefables
llenan su corazón. Es un breve intervalo de calma antes de
un período de renovada actividad, que comienza en el momento
en que se le aplica el Cetro. Mientras el iniciado estuvo abstraído
en sí mismo con todas sus fuerzas concentradas en el corazón,
la Logia de Maestros oficiantes celebraron varias ceremonias y entonaron
ciertas palabras preparatorias para el manejo [i133]
del Cetro y la aparición del
Iniciador sobre el trono. El Hierofante ha estado presente hasta este
momento, aunque el trabajo fue realizado por la Logia y los Padrinos.
Entonces él asciende al lugar de poder y los legítimos
custodios del Cetro se lo entregan.
No es posible publicar detalles de la
próxima etapa, excepto describirla con las palabras "el
fuego desciende del cielo". Por la pronunciación de ciertas
palabras y frases, uno de los secretos iniciáticos y distintos
en cada iniciación, la fuerza eléctrica que debe emplearse,
desciende sobre el Cetro, pasando a través del corazón
y la mano del Iniciador, a los Tres que en forma triangular
se relacionan con el trono. Reciben a su vez dicha fuerza, haciéndola
circular por un acto de voluntad a través de Sus corazones,
transfiriéndola a los Padrinos, que también, por un
acto de voluntad, se preparan para transmitirla a ese centro del cuerpo
del iniciado que debe ser estimulado (de acuerdo a la iniciación).
Ocurre entonces un interesante intervalo donde las voluntades unidas
de la Jerarquía se mezclan para trasmitir la fuerza puesta
en circulación por el cetro. El Hierofante pronuncia la palabra
y la fuerza se precipita en los cuerpos y centros del iniciado, descendiendo
a través de los centros hasta el plano mental, y por intermedio
de los centros astrales, hasta los centros de los niveles etéricos,
que finalmente la absorben. Éste es un gran momento para el
Iniciado, y lo hace consciente de la absoluta verdad contenida en
la frase "Dios es un fuego consumidor". Sin lugar a dudas
conoce que la energía ígnea y la fuerza eléctrica
constituyen la suma total de cuanto existe. Se baña literalmente
en los fuegos de la purificación; ve por todas partes el fuego
que fluye del Cetro, circulando alrededor del Triángulo, y
atravesando los cuerpos de los dos adeptos que lo apadrinan. Por un
breve instante, la Logia de Maestros e Iniciados, que permanece en
su ubicación ceremonial fuera del Triángulo, queda oculta
por un muro de [i134]
fuego puro; el iniciado no ve a nadie,
salvo al Hierofante, y sólo tiene conciencia de una ígnea
llamarada de color blanco azulada que quema pero no destruye, intensifica
la actividad de cada átomo de su cuerpo sin desintegrarlo,
purificando su naturaleza. El fuego pone a prueba su trabajo y su
calidad y el iniciado atraviesa la Llama. [e115]
El efecto de la Aplicación del Cetro.
A. En los cuerpos del iniciado:
El efecto es cuádruple y duradero,
aunque varía según la iniciación recibida. La
acción del Cetro está reglamentada cuidadosa y científicamente,
pues en cada sucesiva iniciación se acrecienta el voltaje y
se intensifica la actividad del fuego resultante y su calor. Por la
aplicación del Cetro el iniciado descubre que:
1. La actividad de cada átomo individual
es acrecentada en los diversos grupos o cuerpos, lo que produce un
grado mayor de energía nerviosa y una elasticidad y resistencia
que le servirán de eficaz ayuda en la futura ardua vida de
servicio.
2. La materia de tipo indeseable
de sus cuerpos es sacudida y se destruye parcialmente el muro atómico,
haciendo radiactivos a los átomos -si así puede expresarse-
y por lo tanto más fáciles de eliminar.
3. Los fuegos del cuerpo se estimulan y la
energía total del triple hombre inferior se coordina, por lo
cual hay menos consumo de energía y mayor coherencia y uniformidad
en la acción.
4. El alineamiento de los diversos cuerpos
en conexión con el cuerpo causal o egoico, es ayudado y llega
a ser posible la continuidad de conciencia y la recepción
de los mandatos del ego.
[i135]
Al retornar de la ceremonia
y reanudar su trabajo en el mundo, el iniciado descubre que el estímulo
recibido provocará en sus cuerpos un período de gran
actividad y también de lucha; si persiste en esta lucha hasta
la victoria, el resultado será la eliminación de la
materia indeseable de su cuerpo y su reconstrucción con un
material nuevo y mejor. Hallará que se acrecienta grandemente
su poder para el servicio y se intensifica su energía nerviosa,
de modo que mientras lo hace puede extraer de las reservas de fuerza
hasta ahora insospechadas. También hallará que se acrecienta
la respuesta del cerebro físico a la voz del yo superior y
su receptividad a las impresiones superiores y sutiles.
Oportunamente, por medio del trabajo
realizado, logrará eliminar la materia de índole subatómica
y construirá cuerpos de sustancia del subplano superior de
cada plano; llegará a darse cuenta de que todas sus energías
pueden ser controladas consciente y constructivamente; de que conoce
el verdadero significado de la [e116]
continuidad de la conciencia y puede
actuar simultáneamente en los tres planos con plena comprensión
interna.
B. En el cuerpo causal o egoico.
Sólo es posible tratar muy brevemente
el efecto de la aplicación del Cetro al cuerpo causal del iniciado.
El tema es inmenso y está ampliamente dilucidado en Tratado
sobre Fuego Cósmico. Hay sólo dos formas de impartir
a la mente del estudiante una idea de esta verdad fundamental, y serán
consideradas aquí.
Primero, el estudiante debe tener en
cuenta la interesante significación del hecho de que él,
en el plano físico, es una personalidad activa, con características
conocidas y reconocidas, y a pesar de todo es una vida subjetiva que
[i136]
utiliza esa personalidad como medio de expresión y que -mediante
los cuerpos físico, emocional y mental, que constituyen el
triple hombre inferior- hace sus contactos en el plano físico
y así evoluciona. La misma idea general de desarrollo se aplica
al yo superior o ego, en su propio plano. Este ego es el gran ángel
solar, medio de expresión de la mónada o espíritu
puro, como la personalidad lo es del ego en el nivel inferior. Desde
el punto de vista del hombre en los tres mundos, este ego o Señor
solar es eterno, porque subsiste durante todo el ciclo de encarnaciones;
del mismo modo la personalidad subsiste durante el pequeño
cielo de vida física. Sin embargo, su período de existencia
sólo es relativamente permanente, y llega el día en
que la vida manifestada por medio del ego, el pensador, ángel
solar o manasadeva, trata de liberarse, incluso de esta limitación,
y volver a la fuente de donde emanó originalmente.
Entonces la vida que se manifestó
como ángel solar, y que por medio de la energía inherente,
mantuvo coherente por largas épocas la forma egoica, se retrae
gradualmente, y la forma se disipa lentamente; las vidas menores que
la constituían vuelven a la fuente general de sustancia dévica,
a pesar de la acrecentada conciencia y actividad, adquirida por la
experiencia de haber sido parte de una forma, y utilizada por un aspecto
más elevado de la existencia. Igualmente en el caso de la personalidad,
cuando se abstrae la vida egoica, el triple yo inferior se desintegra,
y las vidas menores que forman el cuerpo llamado yo lunar (distinto
del yo solar, del que sólo es su reflejo) son absorbidas por
la reserva general de sustancia dévica, de vibración
inferior a la que compone el cuerpo egoico. Análogamente, se
ha desarrollado su evolución porque [i137]
ha sido parte de una forma para empleo del yo superior.
Mediante la aplicación del Cetro
de Iniciación, se lleva a cabo [e117]
el trabajo de separar el yo espiritual
del yo superior, y la vida aprisionada se libera gradualmente, mientras
el cuerpo causal es absorbido o desintegrado lentamente.
Esto ha conducido, como se dice en los
libros esotéricos, a la "ruptura del cuerpo causal"
en cada iniciación, y a la idea de que el fuego central interno
irrumpe gradualmente y destruye los muros confinadores, produciéndose
la destrucción del Templo de Salomón por la abstracción
del Shekinah. Todas estas frases son simbólicas e intentan
impartir a la mente del hombre la verdad fundamental desde distintos
ángulos.
Cuando ha llegado el momento de recibir
la cuarta iniciación, se ha realizado el trabajo de destrucción;
cumplida su función, el ángel solar retorna a su propio
lugar y las vidas solares buscan su punto de emanación. La
vida dentro de la forma asciende triunfalmente al seno de su "Padre
en los Cielos", así como la vida dentro del cuerpo físico,
en el momento de la muerte, busca su fuente, el ego. Esto lo realiza
en cuatro etapas:
1. La abstracción del cuerpo
físico denso.
2. La abstracción del cuerpo
etérico.
3. El posterior abandono del cuerpo
astral.
4. El abandono final del cuerpo mental.
Otra manera de recalcar la misma verdad,
consiste en considerar al cuerpo egoico como un centro de fuerza,
una rueda de energía o un loto, imaginándolo como un
loto de nueve pétalos, que oculta dentro de ellos una unidad
central de tres pétalos, los cuales a su vez ocultan la vida
o "joya en el loto". A medida que prosigue la evolución,
estos tres círculos de tres pétalos se despliegan gradualmente,
produciendo un efecto simultáneo sobre [i138]
uno de los tres centrales. A estos
tres círculos se los denomina respectivamente pétalos
del Sacrificio, del Amor y del Conocimiento. En la iniciación,
el Cetro se aplica a los pétalos en forma científica
y regulada, según el rayo y la tendencia, lo cual determina
la eclosión del capullo central, la revelación de la
joya, la extracción de esa joya del estuche en el que estuvo
tanto tiempo resguardada y su trasferencia a "la corona",
como se dice ocultamente, lo que significa su retorno a la mónada
de la cual originó.
Conviene advertir que, debido a la insuficiencia
del lenguaje humano, todo lo expuesto sólo es un intento de
describir el método Y los ritos por los cuales se logrará
finalmente la liberación espiritual en este cielo; primero,
por el método de desenvolvimiento evolutivo o desarrollo gradual,
y después, en las etapas finales, a través del cetro
de iniciación. [e118]
C. En los centros.
En el momento de recibir la iniciación,
todos los centros están activos y los cuatro inferiores -correspondientes
a la personalidad- comienzan el proceso de transferir el fuego a los
tres superiores. Se ve claramente la revolución dual en los
centros inferiores, y los tres superiores empiezan igualmente a activarse.
La aplicación del Cetro de Iniciación, en el momento
de la ceremonia iniciática, produce resultados definidos en
relación con los centros, los cuales pueden ser enumerados
de la manera siguiente:
El fuego en la base de la columna vertebral
es dirigido definitivamente hacia el centro que es objeto de atención
especial. Esto varía de acuerdo al rayo o trabajo especializado
del iniciado.
El centro intensifica su actividad,
acrecienta su grado de revoluciones y algunos de los radios centrales
de la rueda activan su radiación. Estos radios [i139]
de la rueda o pétalos del
loto, están en estrecha relación, por ejemplo, con las
correspondientes espirillas de los átomos permanentes y, al
ser estimuladas, entran en actividad una o más de las espirillas
correspondientes a los átomos permanentes de los tres planos
inferiores. Después de la tercera iniciación ocurre
un estímulo análogo en los átomos permanentes
de la Tríada, lo cual conduce a la coordinación del
vehículo búdico y a la trasferencia de la polarización
inferior a la superior.
Por la aplicación del Cetro de
Iniciación se triplica el descenso de la fuerza del ego a la
personalidad; la dirección de esa fuerza depende de los centros
que reciben atención, sea el etérico o el astral, en
la primera y segunda iniciaciones, o si el iniciado permanece ante
el Señor del Mundo. En el último caso, recibirán
estímulo sus centros mentales o los correspondientes vórtices
de fuerza en los niveles superiores. Cuando el Instructor del Mundo
oficia en la primera y segunda iniciaciones, la dirección de
la fuerza triádica se dirige a la vivificación de los
centros cardíaco y laríngeo, en su función sintetizadora
de lo inferior. Cuando el Iniciador Uno aplica el Cetro de Su Poder,
el descenso proviene desde la Mónada, y aunque los centros
laríngeo y cardíaco intensifican su vibración
como respuesta, la dirección principal de la fuerza se orienta
hacia los siete centros de la cabeza, y finalmente -en la liberación-
hacia el radiante centro superior de la cabeza, que sintetiza los
siete centros menores de la cabeza.
Los centros reciben en la iniciación
una nueva afluencia de capacidad vibratoria y de poder, que en la
vida exotérica da por resultado:
1. El refinamiento y la
sensibilidad de los vehículos, que al principio puede ocasionar
mucho sufrimiento al iniciado, pero [e119]
que produce la capacidad de responder,
lo cual compensa ampliamente el dolor incidental. [i140]
2. El desarrollo de la facultad
psíquica, que puede provocar también momentánea
angustia, pero que oportunamente conduce al reconocimiento del yo
uno en todos los yoes, objetivo del esfuerzo.
3. La consumación
de la trama etérica, por el gradual despertar del kundalini
y su exacta progresión geométrica, con la consiguiente
continuidad de conciencia que capacita al iniciado para utilizar conscientemente
el factor tiempo en los planos de la evolución.
4. La gradual comprensión de la ley de
vibración como aspecto de la ley fundamental de construcción,
la ley de atracción, donde el iniciado aprende conscientemente
a construir, a manejar materia mental para perfeccionar los planes
del logos, a trabajar con esencia mental y a aplicar la ley en los
niveles mentales, afectando con ello el plano físico. El movimiento
se origina cósmicamente en niveles cósmicos, ocurriendo
lo mismo en el microcosmos. Tenemos aquí una insinuación
oculta que revelará mucho si reflexionamos sobre ella. Durante
la iniciación, en el momento de la aplicación del Cetro,
el iniciado conoce conscientemente el
significado de la Ley de Atracción en la construcción
de formas y en la síntesis de los tres fuegos. Su progreso
dependerá de su capacidad para retener ese conocimiento y aplicar
la ley.
El
Hierofante trasmite al iniciado la energía manásica
superior, y así le permite conocer
y reconocer conscientemente el plan destinado a su centro grupal,
a través del estímulo enormemente acrecentado. Esta
fuerza desciende del átomo manásico permanente por intermedio
del antakarana y se dirige al centro que el Hierofante, de acuerdo
a la ley, considera debe ser estimulado.
El
Iniciador estabiliza la fuerza y regula su afluencia, al circular
a través del cuerpo egoico. De modo que, cumplido el trabajo
de desenvolvimiento, puede ser revelado el séptimo [i141]
principio en el Corazón del
Loto. El loto se abre más después de cada iniciación
y empieza a brillar la luz en su centro -luz o fuego que finalmente
se va abriendo camino hasta los tres lotos del santuario, permitiendo
ver la plena gloria interna y manifestarse el fuego eléctrico
del espíritu. Debido a que esto se lleva a cabo en el segundo
subplano del plano mental (donde está ahora situado el loto
egoico), tiene lugar el correspondiente estímulo en la sustancia
densa que forma los pétalos o ruedas de los centros, en los
niveles astral y etérico.
|