[e90]
[i100]
Quienes
participan en los misterios son generalmente conocidos, y no es un
secreto el modo de proceder de los participantes. Aquí sólo
se intenta dar un mayor sentido de realidad a lo ya informado, mediante
una exposición minuciosa y una referencia más concisa
sobre la parte que desempeñan durante la ceremonia. En esta
etapa el estudiante debería tener en cuenta ciertas cosas a
medida que reflexiona sobre los misterios:
Ha de procurar interpretar lo expuesto
en términos de espíritu y no de materia o forma, pues
está tratando con el aspecto subjetivo o conciencia de la manifestación,
y lo que subyace en la forma objetiva. Tal comprensión ahorra
al estudiante muchas confusiones.
Consideramos hechos sustanciales y reales
en el plano mental -el plano donde tienen lugar las iniciaciones
mayores- pero que no se materializan ni constituyen fenómenos
en el plano físico. El vínculo entre ambos planos reside
en la continuidad de conciencia que haya desarrollado el iniciado,
lo cual le permite transferir al cerebro físico acontecimientos
y circunstancias de los planos subjetivos de la vida.
La corroboración de esto y la
prueba de la exactitud del conocimiento transmitido, pueden demostrarse
de la manera siguiente: [i101]
En los centros etéricos y
a través de ellos. Estos centros recibirán poderoso
estímulo y, por medio de su incrementada energía inherente,
capacitarán al iniciado para llevar a cabo, en el sendero del
servicio, lo que nunca se había imaginado. Sus sueños
e ideales no se convierten en posibilidades, sino en hechos demostrados
en la manifestación.
Los centros físicos, tales
como la glándula pineal y el cuerpo pituitario, empezarán
a desarrollarse rápidamente, y el iniciado será consciente
del despertar de los "siddhis" o poderes del alma, en el
más elevado sentido de la palabra. Tendrá conciencia
del proceso del control consciente y de la autoiniciada manipulación
de los poderes mencionados. Comprenderá los métodos
de contacto egoico y la correcta dirección de la fuerza. [e91]
El sistema nervioso por cuyo
medio actúa el cuerpo emocional o astral, llegará a
ser muy sensible, a la vez que muy fuerte. El cerebro se convertirá
rápidamente en un transmisor agudo de los impulsos internos.
Este hecho es de real importancia y, a medida que su significación
sea más evidente, traerá una revolución en la
actitud de los educadores, de los médicos y de otras personas,
hacia el desarrollo del sistema nervioso y la curación de los
desórdenes nerviosos.
La memoria oculta. El iniciado
llega por último, a ser progresivamente consciente del desarrollo
de esa recordación interna o "memoria oculta", que
concierne al trabajo de la Jerarquía y, principalmente, de
la parte que le corresponde en el plan general. Cuando el iniciado
que recuerda esotéricamente en su conciencia vigílica
un hecho ceremonial, descubre estas manifestaciones de creciente progreso
y realización consciente en sí mismo, entonces
comprueba y verifica la verdad de su seguridad interna.
Debe recordarse que esta verificación
interna es de valor sólo para el iniciado, que debe ponerse
a prueba ante el mundo de su vida por medio del servicio y trabajo
realizado, lo cual suscita, en quienes lo [i102]
rodean, un reconocimiento que se
demuestra como emulación santificada e intenso esfuerzo por
hollar el mismo sendero, impelidos siempre por el mismo móvil
de servicio y hermandad, y no por el propio engrandecimiento y la
adquisición egoísta. También debe recordarse
que si lo dicho es verdad respecto al trabajo, lo es más en
relación con el iniciado. La iniciación es algo estrictamente
personal, pero de aplicación universal. Depende de su realización
interna. El iniciado sabrá por sí mismo, sin que nadie
se lo diga, cuándo tiene lugar el acontecimiento. La expansión
de conciencia, llamada iniciación, incluye el cerebro físico,
de otro modo no tendría valor. Esas expansiones menores de
conciencia que experimentamos normal y diariamente y de las cuales
decimos que "aprendemos" esto o aquello, tienen que ver
con la captación, por parte del cerebro físico, de un
hecho impartido o circunstancia captada. Lo mismo sucede con las expansiones
mayores, que son el resultado de muchas menores.
Es muy posible que el hombre actúe
también en el plano físico, y se dedique activamente
a servir al mundo sin guardar recuerdo alguno de haber pasado por
el proceso iniciático; no obstante, puede haber recibido en
una vida anterior la primera o la segunda iniciación. Este
resultado se debe simplemente a que no hay vínculo entre una
vida y otra, o quizás sea el resultado de una definida decisión
del ego. Un hombre puede agotar cierto karma y llevar a cabo algún
trabajo para la Logia si está libre de preocupaciones esotéricas
e introspecciones místicas durante una vida terrena. Muchos
hijos de los hombres, han recibido ya la primera [e92]
iniciación y pocos la segunda,
no obstante lo ignoran; pero quienes poseen visión interna
pueden comprobarlo por sus centros y sistema nervioso. Cuando se recibe
por primera vez [i103]
la iniciación, en determinada
vida el cerebro físico lo recuerda.
Ni la curiosidad ni el bien vivir, jamás
llevaron al hombre al Portal de la Iniciación. La curiosidad
que despierta fuertes vibraciones en la naturaleza inferior del hombre
sólo sirve para apartarlo, en lugar de llevarlo a la meta en
la cual está interesado, mientras que el bien vivir, sin el
complemento de un total sacrificio por los demás, sin una parquedad,
humildad y desinterés, de tipo poco común, puede servir
para construir buenos vehículos, útiles para otra encarnación,
pero no para derribar las barreras externas e internas o dominar las
fuerzas y energías opuestas que se levantan entre un hombre
"bueno" y la ceremonia de la iniciación.
El sendero del discipulado es difícil
de hollar, y más aún el sendero de iniciación.
El iniciado es un guerrero cubierto de cicatrices, el vencedor de
muchas luchas. No habla de sus realizaciones, porque está muy
ocupado con el gran trabajo que tiene entre manos. No se refiere a
cosas personales ni a lo realizado, excepto lamentar lo poco que ha
hecho. Sin embargo, para el mundo, es considerado un hombre de gran
influencia, que maneja poder espiritual, personifica ideales y trabaja
para la humanidad, e inevitablemente traerá resultados que
reconocerán las futuras generaciones. Iniciado es aquel que,
a pesar de todas sus grandes realizaciones, rara vez es comprendido
por su propia generación. Con frecuencia es blanco de la maledicencia
de los hombres y a menudo no se lo interpreta bien; ofrenda todo lo
que posee -tiempo, dinero, influencia, reputación y todo lo
que el mundo considera de valor- sobre el altar del servicio altruista
y frecuentemente ofrece su vida como dádiva final, sólo
para descubrir que aquellos a quienes ha servido, rechazan su ofrenda,
desprecian su renunciamiento y lo vituperan. Pero al iniciado no le
importa, pues tiene el privilegio de ver [i104]
el futuro y reconocer que la fuerza
por él engendrada, cumplirá el plan a su debido tiempo;
además sabe que su nombre y esfuerzos están registrados
en los archivos de la Logia y son conocidos por el Observador Silencioso
que vigila los asuntos de los hombres.
Las Existencias planetarias.
Trataremos aquí los personajes
que toman parte en las ceremonias de la iniciación, y consideraremos
primeramente a quienes se denominan Existencias planetarias. Esto
se refiere a esos Grandes Seres que durante un período de manifestación
planetaria influyen a la humanidad o permanecen con ella. No son [e93]
muchos, pues la mayoría pasa
constante y progresivamente a trabajos superiores, porque sus lugares
pueden ser ocupados y sus funciones llevadas a cabo por miembros de
nuestra evolución terrestre, tanto dévica como humana.
Entre quienes están directamente
vinculados con las distintas divisiones de nuestra Logia de Maestros
en el planeta, podrían designarse los siguientes: El Observador
Silencioso, la Gran Entidad, la vida animadora del planeta, que
es para el Señor del Mundo, Sanat Kumara, lo que el ego para
el yo inferior del hombre. Se podrá obtener una idea de la
elevada etapa de evolución de este Gran Ser, si se compara
el grado de diferencia evolutiva entre un ser humano común
y un adepto perfecto. Desde el punto de vista de nuestro esquema planetario,
no hay ser más elevado que esta gran Vida, y en lo que a nosotros
concierne, es la analogía del Dios personal de los cristianos.
Actúa por medio de Su representante en el plano físico,
Sanat Kumara, punto focal de Su vida y energía. Contiene al
mundo dentro de su aura. El adepto que ha recibido la [i105]
quinta iniciación, y está
por recibir la sexta y séptima, es el único que puede
hacer contacto directamente con esta gran Existencia. Una vez al año,
en el Festival Wesak, el Señor Buda autorizado por el Señor
del Mundo, derrama sobre la multitud una doble corriente de fuerza,
que emana del Observador Silencioso, complementada por la energía
más concentrada del Señor del Mundo. Esta doble energía
la imparte como bendición sobre la multitud congregada en la
ceremonia de los Himalayas, desde donde se difunde a todos los pueblos,
razas y naciones. Quizás no todos sepan que en cierta crisis,
durante la Gran Guerra, la Jerarquía de nuestro planeta juzgó
necesario invocar la ayuda del Observador Silencioso y entonando el
gran mántram por el cual se puede llegar al Buda llamó
Su atención y le pidió interceder ante el Logos planetario.
Entre el Logos planetario, el Señor del Mundo, uno de los Budas
de Actividad, el Buda, el Mahachohan y el Manu -enumerados de acuerdo
a su etapa de evolución-, se decidió observar durante
más tiempo el curso de los acontecimientos antes de interferir
en éstos pues el karma del planeta hubiera sido demorado si
la lucha terminaba demasiado rápido. Se justificó Su
confianza en la capacidad de los hombres de ajustarse debidamente
a las condiciones, y fue innecesaria Su intervención. Este
concilio se efectuó en Shamballa. Se ha mencionado esto para
demostrar la atenta observancia de las Entidades planetarias en todo
lo concerniente a los asuntos de los hombres. Es textualmente verdad,
en sentido esotérico, que "ni una sola hoja cae"
sin ser registrada su caída.
Quizás se pregunten por qué
el Bodhisattva no tomó parte en el concilio. La razón
reside en que la guerra era asunto [e94]
del departamento del Manu, y los
miembros de la Jerarquía sólo se ocupan de lo que es
estrictamente de su incumbencia; como el Mahachohan personifica el
[i106] principio
manásico o inteligencia, participa en todos los concilios.
En la próxima gran lucha intervendrá el sector religioso
y estará implicado íntimamente el Bodhisattva. Su hermano,
el Manu, estará exento de intervenir y se ocupará de
Sus propios asuntos. Por otra parte existe una estrecha colaboración
en todos los departamentos, sin pérdida de energía.
Debido a la unidad de conciencia de quienes se han liberado de los
tres planos inferiores, lo que sucede en un departamento es conocido
en los otros.
Como el Logos planetario sólo
interviene en las dos iniciaciones finales, que no son obligatorias
como las cinco preliminares, no tiene objeto explayarse sobre Su trabajo.
Estas iniciaciones se reciben en los planos búdico y átmico,
mientras que las cinco primeras en el mental.
El Señor del Mundo, el
Iniciador Uno, Aquel que la Biblia denomina "el Anciano de los
Días" y las Escrituras hindúes el Primer Kumara,
desde Su trono de Shamballa en el desierto de Gobi, Él, Sanat
Kurnara, es el que preside la Logia de Maestros y tiene en Sus manos
las riendas del gobierno de los tres departamentos. Algunas Escrituras
lo denominan "el Gran Sacrificio", y ha decidido vigilar
la evolución de los hombres y los devas, hasta que todos hayan
sido esotéricamente "salvados". Además determina
los "ascensos" en los diferentes departamentos y quiénes
deben ocupar las vacantes. Cuatro veces al año se reúne
en concilio con los Chohanes y Maestros y autoriza lo que debe hacerse
para adelantar los fines de la evolución.
A veces ocasionalmente se reúne
también con iniciados de grado inferior, pero sólo en
momentos de grandes crisis, cuando se le ofrece la oportunidad a algún
individuo de lograr paz y aventar la llama que destruya rápidamente
las formas que se están cristalizando y liberar, en consecuencia,
la aprisionada vida.
En determinados períodos del
año se reúne la Logia, y en [i107]
el Festival Wesak se congrega bajo Su jurisdicción
para tres fines:
1. Entrar en
contacto con la fuerza planetaria por mediación de Buda.
2. Celebrar la principal
conferencia trimestral.
3. Admitir en las ceremonias
de la iniciación a quienes están preparados y han cursado
todos los grados.
Durante el año
se efectúan otras tres ceremonias iniciáticas:
1. Las
iniciaciones menores administradas por el Bodhisattva, las cuales
tienen lugar en el departamento del
[e95] Mahachohan
y en uno de los cuatro rayos menores de atributo.
2. Las iniciaciones mayores en uno de los tres rayos mayores, rayos
de aspecto, administradas por el Bodhisattva, constituyendo, por consiguiente,
las dos primeras iniciaciones.
3. Las tres iniciaciones superiores, donde Sanat Kumara empuña
el Cetro.
En todas las iniciaciones
está presente el Señor del Mundo, pero en las dos primeras
ocupa análoga posición a la ocupada por el Observador
Silencioso, cuando Sanat Kumara toma el juramento de las iniciaciones
tercera, cuarta y quinta. Entonces Su poder fluye ante el iniciado
y el fulgor de la estrella es la señal de Su aprobación,
pero el iniciado no Lo ve ante sí, hasta la tercera iniciación.
Es interesante la función que
desempeñan en la iniciación los tres Kumaras
o Budas de Actividad. Son tres aspectos del aspecto Uno y discípulos
de Sanat Kumara. Aunque sus funciones son muchas y diversas y conciernen
principalmente a las fuerzas y energías de la naturaleza y
a la [i108] dirección
de los agentes constructivos, tienen una conexión vital con
el aspirante a la iniciación, pues encarnan a la fuerza o energía
de uno de los tres subplanos superiores del plano mental. Por lo tanto,
en la tercera iniciación, uno de estos Kumaras transmite al
cuerpo causal del iniciado la energía que destruye la materia
del tercer subplano, produciendo parte de la destrucción del
vehículo. En la cuarta iniciación otro Buda trasmite
fuerza del segundo plano y, en la quinta, la fuerza del primer subplano
pasa de modo similar a los átomos restantes del vehículo
causal, determinando la liberación final. El trabajo del segundo
Kumara con la fuerza del segundo subplano, es el más importante
de nuestro sistema solar, en relación con el cuerpo egoico,
y produce su completa desintegración, mientras que la aplicación
final hace que los átomos, que constituyen ese cuerpo, se dispersen.
Durante la ceremonia de la iniciación,
cuando el iniciado se encuentra ante el Señor del Mundo, estos
tres Grandes Seres forman un triángulo, dentro de cuyas líneas
de fuerza se encuentra el iniciado. En las dos primeras iniciaciones,
donde el Bodhisattva actúa como el Hierofante, el Mahachohan,
el Manu y un Chohan, que temporariamente representa el segundo departamento,
desempeñan un cargo similar. En las dos iniciaciones superiores
los tres Kumaras, llamados "Kumaras esotéricos",
forman un triángulo, en el cual permanece el iniciado cuando
enfrenta al Logos planetario. [e96]
Se han relatado estos hechos a fin de
enseñar, primero, la unidad del método y, segundo, que
la verdad del aforismo "corno arriba es abajo", es un hecho
oculto en la naturaleza.
En las dos iniciaciones finales toman
parte muchos miembros de la Jerarquía que son extraplanetarios,
si se puede expresar así, y actúan fuera del físico
denso y del globo etérico de nuestro planeta; por lo tanto,
no es necesario enumerarlos detalladamente. Sanat Kumara es aún
el Hierofante, pero, en [i109]
sentido muy esotérico, el
que oficia es el Mismo Logos planetario. Ellos en ese instante están
fusionados en una sola Entidad, manifestando diferentes aspectos.
Para finalizar esta breve reseña
basta decir que la formación de un iniciado tiene un doble
efecto, pues involucra siempre el paso de algún adepto o iniciado,
a un grado superior o a otro trabajo, y la llegada, de acuerdo a la
Ley, de un ser humano que está en proceso de realización.
Por lo tanto ello es de gran importancia porque involucra actividad
y lealtad grupales y esfuerzo unido, y quizás mucho dependa
de la sabiduría de aceptar a un hombre para ocupar un alto
cargo y un lugar en las cámaras del Concilio de la Jerarquía.
Los guías departamentales.
|
|
El Manu |
|
|
|
El Bodhisattva |
|
|
El Mahachohan |
Según se ha dicho, estos tres
Grandes Seres representan a la triplicidad de toda manifestación
y pueden expresarse teniendo presente que todo se refiere a la subjetividad
y por lo tanto a la evolución de la conciencia y, principalmente,
a la autoconciencia del hombre.
El Manu |
El Bodhisattva |
El Mahachohan |
Aspecto materia |
Aspecto espíritu |
Aspecto inteligencia |
|
Forma |
Vida |
Mente |
|
El No-Yo |
El Yo |
........ |
|
La relación
entre ambos |
|
Cuerpo |
Espíritu .............
Alma |
[i110]
O, en términos que se refieren
estrictamente al conocimiento auto consciente,
Política |
Religión |
Ciencia |
Gobierno |
Creencia |
Civilización |
Raza |
Credos |
Educación |
[e97]
Todo ser humano
pertenece a uno de estos tres departamentos, todos de igual importancia,
pues espíritu y materia son uno. Son tan interdependientes,
por ser expresiones de la Vida una, que el esfuerzo por expresar la
actuación de los tres departamentos en forma gráfica
está sujeto a error.
Estos tres Grandes Señores colaboran
estrechamente, pues el trabajo es uno, así como el hombre es
una triplicidad y también una unidad individual. El ser humano
es una forma a través de la cual se manifiesta una vida o entidad
espiritual, y utiliza la inteligencia de acuerdo a la ley de la evolución.
Por lo tanto, estos Grandes Señores
están íntimamente relacionados con las iniciaciones
de un ente humano y demasiado ocupados en asuntos de mayor importancia
y en actividades grupales, para entrar en relación con un hombre
hasta hallarse en el sendero de probación. Cuando ha llegado
por su propio esfuerzo al sendero del discipulado, el Maestro que
lo supervisa informa al guía de uno de los tres departamentos
(esto depende el rayo del individuo) que se está acercando
al Portal de la Iniciación y debe prepararse para el gran paso
en determinada vida. Cada vida, y más tarde cada año,
se hace un informe, hasta que en el último año del sendero
de probación, se dan con más frecuencia los informes,
remitiendo también a la Logia el nombre del aspirante. Después
que su propio Maestro ha informado sobre él y ha resumido brevemente
su historial, se pone a votación el nombre y se designan padrinos.
[i111]
Durante la ceremonia de la iniciación los factores importantes
son:
El Iniciador.
El triángulo de
fuerza, formado por tres adeptos o tres Kumaras.
Los padrinos.
En las dos primeras iniciaciones, dos
Maestros, uno a cada lado del aspirante, asisten dentro del triángulo.
En la tercera, cuarta y quinta iniciaciones, el Mahachohan y el Bodhisattva
actúan como padrinos. En la sexta y séptima iniciaciones,
dos Grandes Seres, que deben permanecer incógnitos, permanecen
dentro del triángulo esotérico. La actuación
de los padrinos consiste en hacer pasar, a través de sus cuerpos,
la fuerza o energía eléctrica emanante del Cetro de
Iniciación. Dicha fuerza circula por irradiación alrededor
del triángulo y es complementada por la fuerza de los tres
guardianes; luego pasa a través de los centros de los padrinos
y, por un acto de voluntad, se trasmite al iniciado.
Ya se ha hablado bastante en este
libro sobre la Logia de [e98]
Maestros y Su relación con
el aspirante a la iniciación, así como también
se ha mencionado el trabajo del Iniciado. Este trabajo es conocido
por los hijos de los hombres, a pesar de ser un ideal y una lejana
posibilidad. Sin embargo, cuando un hombre intenta alcanzar ese ideal
y lo convierte en un hecho manifestado dentro de sí mismo,
descubrirá que no sólo es una posibilidad, sino algo
que puede lograrse siempre y cuando se esfuerce suficientemente. La
primera iniciación está al alcance de muchos; pero la
necesaria centralización y la firme creencia en la realidad
futura, juntamente con la voluntad de sacrificarlo todo antes que
renunciar, son obstáculos para la mayoría. Este libro
no habrá sido escrito en vano si sólo sirviera a alguien
como acicate para una renovada fe.
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